Areneando IV - Cambio de hábitos




Y es que el aburrimiento no es nada bueno.
Sobre todo si uno se deja atrapar por él.
Pero también puede hacer despertar la vena creativa o incitar a buscar otras maneras de estimulo.
En el caso que nos atañe, digamos que me empujó a frecuentar más otras partes del cine.

Normalmente, iba alternando los cuartos oscuros, y puntualmente me daba un volteo por el resto del cine, más por ver cuanta gente quedaba, que para otra cosa.
Así que me dió por pasarme más rato en el minicine y en la zona trasera del patio de butacas de la sala principal, y recurrir a una antigua, antiquisima práctica que no realizaba desde, más o menos, el pleistoceno.
Algo tan sencillo, casi olvidado, como esperar sentado en alguna de las butacas laterales de las últimas filas de platea.
En aquella época lejana, cuando el cine era cuatro veces más grande, pero no había cuartos oscuros, ni bar, ni minicine, era lo único que hacía. Sentarme, no necesariamente en las últimas ni en las laterales, a esperar. Puntualmente iba a los lavabos.
Cabe decir también que eran mis primeras salidas a lugares de ligue y yo era extremadamente cortado.
Ahora lo soy, pero no tanto.

Y así podía ir viendo la película, cosa que habitualmente se suele hacer en los cines, hasta que apareciera algo más sugerente a tiro de boca.
Sugerente y decidido, por que esa es otra.
Así como queda bien claro que quien se sienta en esas ubicaciones esta esperando merendar, los potenciales repartidores de salchichas se quedan rato y rato esperando alguna muestra de interés por parte del futuro comensal.
Que no está claro?. Un poco más de decisión !!! Que uno prefiera un frankfurt, una salchica, un choricillo, una morcilla o un bratswurt va a gustos, y el rechazo es un riesgo asumible. Creo. Y así no se perdería a veces tanto tiempo.
Y en este tiempo, digamos que la mitad de las veces he tenido algo que llevarme a la boca, que no quiere decir que la mitad del tiempo haya estado mamando.
Tampoco es eso. Ojalá, pero soy consciente que los paraísos no existen.

Así, a bote pronto, recuerdo varias ricas merendolas.
Inauguró la serie un latino, de mediana edad, de discreta polla en gusto y tamaño, pero que me sugiríó ir al lavabo a follar, a lo cuál accedí, dejándome más satisfecho que de la acción en la butaca.
Ese mismo día, y de vuelta a la butaca, apareció un tío más bien joven, que no dudó un instante en liarse conmigo. Su juventud, decisión y lo que me dijo me sorprendió.
- Eres caro de ver !. Por fin te pillo,-dijo. Me quedé bastante cortado, pues el mozo en cuestión no me sonaba de nada.

Otro día, recuerdo que era lunes, porque desde hacía unas cuantas semanas, ese día en el cine, junto con la entrada te dan una invitación a comerte un frankfurt gratis.
Y ese día fue el primer lunes que comí un frankfurt desde que invitaban a ello.

El primer día me hizo gracia cuando después de darme la entrada y leer la invitación pensé que, al fin y al cabo, a eso venía siempre, y con la coña me quedé cuando para mi mayor asombro, en el minicine había cuatro parejas ocasionales dando de comer el rabo.
Asombrado porque lo normal es encontrarte uno o dos mamando, pero no cuatro.
Pero la gracia duró poco, pues ese día ni comí franfkurts, ni pollas. Y para más inri, tuve que evitar uno de los cuartos oscuros porque entre el fuerte olor a salchichas, mezclado con el potente, dulzón y desagradable ambientador que usan, me producían naúseas y arcadas cada vez que me acercaba al bar.
Eso fue así sólo ese día, afortunadamente.

Bueno, aquel lunes, nada más sentarme, se me acercó un señor más bien mayor ofreciéndome su buena morcilla.
Al poco rato, me comentó de cambiar de sitio, que resultó ser sólo un par de filas más para delante, y más centrado.
Allí, ya de rodillas, se la seguí comiendo, pero unos minutos después se encendieron todas las luces del cine, al acabarse, obviamente la pelicula.
Me quedé muy cortado, pero el tío insistió en que siguiera a lo mío y no me preocupara. Y a pesar que me daba cierto apuro, también me daba morbo, y así lo hice.
Empezó la nueva película y nos cambiamos de sitio, esta vez ya mucho más adelante, donde pudimos rematar la faena.

La última comida memorable de las butacas traseras fue la de un tío de larga tranca, que cada vez que pasaba por allí, se la sacaba, me daba de mamar cinco minutos y se iba, y luego volvía y repetía.
Unos días más tarde, el mismo me dió de mamar en el cuarto oscuro y sin preguntar, me hizo levantar, me dió la vuelta y me folló.

Las demás han sido discretas, sin más historia.

Una cosa que he podido comprobar es que en los últimos asientos del lado derecho mirando hacia la pantalla se mama más que en el izquierdo. Tal vez por el hecho que esté junto a la entrada del minicine.
De hecho, y conforme a este cambio de hábitos, hasta yo dí de mamar a un chaval jovencito que un día se dejó caer por aquellas butacas.

Aquel día fue el de más actividad que he llegado a ver en esa zona.
Hubo un momento que en el extremo de las tres últimas filas había tres tíos mamando, al que a uno de los daban de mamar, a la vez, se lo estaban follando. A eso que media docena de mirones, entre ellos yo, jejeje...
Luego, más tarde fue cuando me encontré con el jovencito hambriento, y recordé aquello de: "Dad de comer al hambriento y de beber al sediento".

A ver si la aprendemos todos ;-)


Comentarios

  1. espero que los días de desencuentro hayan terminado y volvamos a poder leer las más morbosas historias que tus mejores encuentros, de tus mejores tardes, noches en los vapores de las siempre lujuriosas saunas de barcelona. Espero con excitación contenida tus nuevos relatos.......
    por cierto ya he visitado la bruc, no estuvo mal...... nada mal.....

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    1. Estoy en ello, remontando y animándome, pues si bien es cierto que los ambientes los encontraba un poco amuermados, la parte más determinante en todo era yo mismo, en mi estado de ánimo y como veía y afrontaba los encuentros, y luego las ganas de contarlo o no.
      Ahora mismo tengo en mente 4 post de tipo así generalista, pero sin escribir, y 2 borradores de post medio escritos aún de enero, y 9 borradores más de lo vivido entre marzo y lo que llevamos de abril, de los que algunos de estos últimos incluso podría separarlos en varios post más.
      Oye... suéltate un poco más y explica como te fué, aunque sea en privado ;-)

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    2. ¡Cómo que en privado! Nada, nada, o nos calentamos todos o tiramos la estufa.
      Es broma, haced como queráis pero, si es posible, tened compasión de los calentorros vergonzantes como yo que a buen seguro hay por aquí, que tanto agradeceríamos una jugosa explicación pública.

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  2. Uf, se pone uno caliente sólo de pensar todo lo que tienes a punto para contarnos.
    Por cierto, has probado alguna vez alguno de los asientos dobles que hay en la parte central de las últimas filas del cine?

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    1. Jejeje... si que las he probado.Desde luego son mucho mas cómodas que las otras, que se te clava el mango del asiento, en cuyo caso lo mejor es arrodillarse... Mmmm...

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    2. No sé porqué pregunto, si en el fondo ya sabía la respuesta, mmmmmmmmm...
      Últimamente prefiero la sauna porque en el cine corro el riesgo de mancharme la ropa y que luego en casa alguien se dé cuenta, pero el morbo de este cine, cuando hay concurrencia, es algo muy especial.
      Dar de mamar de pie a un espectador sentado en la sala de cine hetero, situarse también de pie en los escaloncitos del final del cuarto oscuro grande, para mayor comodidad del eventual mamador o participar en una mini-orgia inter-generacional en ese mismo rincón, sintiendo media docena de manos y/o varias bocas en un mismo conglomerado humano, con los pantalones por el suelo e intentando también pillar carnes diversas, son sensaciones para mi irremisiblemente ligadas a este local.

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  3. Impactado con la invitación a "Salchicha" 🤣😇😇.
    Y Maresme tiene toda la razón al comentar la ventaja de una sauna: ahí no tienes que tener cuidado en que se te "manche" la ropa 🤔
    (Bcn1972).

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    1. Estuvo "gracioso" que los lunes por la tarde te invitaran a un frankfurt en el cine, pero suerte que duró poco tiempo, porque no solo me daban arcadas por la mezcla de olores que se concentraban en determinados puntos del cine, sino que ese olor, con sudor o sin él, se te impregnaba en la ropa de una manera que luego llegabas a casa oliendo a diablos. Y si, lo de las manchas, habia que ir con cuidado. Con las saunas no existen estos problemas ;-)

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    2. No quiero oler ese aroma ni por curiosidad, joer.

      Si, en una sauna siempre buscamos mancharnos mucho para luego tener el placer de la ducha calentita uuuummmmmm (o el placer es mancharnos? Ahora tengo dudas).

      Bcn1972

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    3. En la sauna ambas cosas son un placer. Y lo de aquel olor, haces bien en no tener curiosidad, jajaja

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