Sin descanso...




Así es como me gusta.
Apenas dos pasos en el cuarto oscuro y varias manos que me aborden.
Sin tener tiempo a acostumbrarte a la penumbra. Sin tiempo para vislumbrar nada. Dejándote tocar, Dejándote guiar. Dejándote hacer. Luego, ya se verá...
Así es como empezó aquella tarde.

Del brazo derecho siento que me cogen y acercan a alguien, mientras que por detrás un par de expertas manos presionan certera y hábilmente mis pezones. El que tira de mí, aún estando delante, no lo veo. El de detrás, me puedo imaginar quién es. Luis. Pero no estoy seguro.

Cierro los ojos, y siento...

Al poco rato ya comienzo a vislumbrar las sombras, y entre ellas, como queriendo escapar de ellas, un rostro gris pálido, sin brillo y unos ojos oscuros. Profundamente negros.
Tu torso desnudo parece luchar contra una red opresora de brazos anónimos. Su boca semiabierta se debate entre un querer lanzar un gemido de placer o un grito de horror.
Al verme, extiende su brazo derecho hacia mí, como pidiendo ayuda o incitándome a venir.

Voy. Veo y observo...

La escena me fascina. Trágicamente bella. Una gama de grises y negro. Como un cuadro clásico, en el que el alma pecadora, condenada en los infiernos trata infructuosamente huir de su destino, entre los brazos y garras de los demonios.
O por el contrario es La configuración del Lamento que ha abierto la puerta entre el mundo y el reino de los cenobitas, y el lider parece llamarme a él.
Su mano me agarra y me aproxima.

Palpo, magreo y noto...

Sus nalgas, su miembro...está prácticamente desnudo. Los pantalones a la altura de los tobillos.
Jadea. Su respiración se acelera. Mi boca roza sus labios céreos.

Se toca. Se excita, Se corre. Se va.

La jauría de lobos queda huérfana de su presa.
Yo también.

Dos segundos en libertad.

Me retoma el primero que me arrimó y con su mano en mi nuca, empuja mi cabeza hacia sus partes.
Me arrodillo sin rechistar, y mamo. Pasan minutos.
Me incorporó en un intento de desentumecer un poco las piernas, pero apenas llego a erguirme que unas manos me arrastran hacia atrás, agarrándome de nuevo del brazo, y sin mediar me hacen arrodillar para mamar una nueva polla.
Nueva? No. Enseguida me doy cuenta, también por el modo de proceder, que es Manolo, uno de los habituales.  Una lista, a fecha de hoy, un poco obsoleta.
Mamo. Y Mamo.
Me golpea y restrega la cara con su verga, para volvérmela a follar.
Folla. Y folla.
Y se va... Hasta otro rato,- me dice.

Dos segundos y con la boca aún en O, me enrollo con uno que no parece decidirse a nada. Tipo pescado.
Sin embargo, de repente, me dice: sígueme.
Obediente, le sigo.
Se mete en el primer lavabo, y Oh! sorpresa, allí está perraco, esperando.
Perraco es un tipo sumiso, complaciente, vicioso, mucho más perro que yo. Alguna vez, tiempo atrás, antes de comenzar este blog había hecho alguna cosilla con él.
Mientras perraco le mama, yo le mordisqueo los pezones. Él me masturba. Corre el popper...
Se agacha y me la come, y para mayor sorpresa, perraco se enfunda un preservativo y se lo folla.
Es la primera vez que veo a perraco follar a alguien !!!.
Se corren.
Yo no.

Vuelvo al cuarto oscuro donde de nuevo me encuentro a Manolo.
Ven,- me dice. Y se dirige a uno de los lavabos. Le sigo.
Me sorprende, porque es la primera vez, que recuerde. Cosa rara.
Dentro, de rodillas, semidesnudo, vuelvo a mamarle.
Está excitadísimo.
Quieres mi leche ?,- me pregunta.
Sí, pero en la cara,- le contesto.
Dos movimientos de mano, y se corre abundantemente sobre mi rostro.
También es la primera vez que lo hace.
Me limpio y adecento, y de nuevo me dirijo al pequeño cuarto oscuro.

Allí enseguida me pilla un tío, tipo oso, de pelo recio en el pecho. Muy masculino. Me mola.
Tiene la camisa desabrochada y aprovecho para lamerle sus duros pezones.
En una pausa, es el que me los lame, y seguidamente su cabeza desciende hasta mamar mi polla.
No hace falta explicar que ya la tenía fuera. Es más, con los pantalones bajados. No me cuesta nada.
- Quieres que te folle,- me pregunta.
- Si tienes condón, sí,- le contesto.
- No, no tengo, pero lo podemos comprar-. Eso es bien cierto, pues en el vestibulo hay una máquina expendedora de preservativos.
Pero pasan los minutos. Cinco, diez, y el tío no se decide. Acaso tiene miedo que me escape mientras va a comprarlo ?.
No me apetece correrme en lo que se está convirtiendo en una simple e interminable paja, así que lo acabo dejando.

Ya no queda nadie en el cuarto oscuro, así que me voy al cine.
Pero justo se encienden las luces. La película acaba de terminar, y redirijo mis pasos hacia el cuarto oscuro grande.

Allí me encuentro de nuevo a Manolo, que sin dudar, se la saca y me da biberón.
Pero, al no haber apenas gente, no le da morbo, se cansa y se va.
Un par de minutos más tarde aparece un tipo grandullón que me sonríe y me pregunta si se la quiero mamar.
- Eso depende,- le digo.
Pero no pregunta de que depende. Simplemente se la saca y a la par que me la ofrece, me empuja con su mano mi nuca para que me agache.
Así que, qué voy a hacer !. Pues eso mismo.
Poco rato más tarde, en plena faena, veo a Manolo que ronda de nuevo por la zona, y es más, se está liando con perraco.
Me sorprende muchísimo, pues es la primera vez que lo veo liado con alguien.
Obviamente quien mama es perraco.

Me ve que aún estoy allí, a un par de metros de él. Se va acercando. Le sigue perraco, a lo suyo.
Desde atrás, me empieza a tocar, y al poco, le arrebato a perraco la polla de Manolo y me pongo yo, por cuarta vez en aquella la tarde.
Mientras perraco se aprovecha de la del grandullón, que había quedado libre.
Ocurre alternativamente, nos intercambiamos las pollas.

Manolo acaba yéndose. Yo estoy francamente cansado, casi con agujetas en las mandíbulas, y las piernas  desencajadas. O es al revés. Ya no lo sé.
Se acerca alguien y comienza a toquetear y acariciar mi culo.
Decido correrme, y así lo hago.
Después de tanta actividad, no siempre funciona.

A pesar de haber estado casi hora y media metido en faena, no ha habido ninguna simulación de follarme, cosa rara, y ningún dedo que se haya metido voluntaria o involuntariamente en mi culo, y solo he mamado cuatro pollas, dos profusamente y dos anecdóticamente y sin  demasiado empeño.

Una tarde intensa.

Comentarios

  1. Si en una hora y media no se te desencaja la mandíbula, la debes de tener a "prueba de guerra", y visto lo leído, ES A PRUEBA DE GUERRA.

    Bcn1972

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Lo fue. Ahora anda un poco desentrenada ;-)

      Eliminar
    2. Pues hay que volver a entrenarla, ya sabes como 🤔

      Eliminar

Publicar un comentario

Entradas populares