Momentos robados I - ( En la Sauna Nova Bruc )

Era mediodia, la una para ser más concreto.
Una hora totalmente intempestiva para mí, de haber sido un día laboral.
Bueno, el día lo era, pero aunque me había cogido el día de fiesta, tampoco disponía de todo mi tiempo para poder disfrutar de mis lúdicas actividades perrunas.
Pero algo podría hacer en un momento robado entre el mediodía y primera hora de la tarde.

Cuanta gente habría a esa hora en la sauna?
Había oído decir que el mediodía era una hora bastante concurrida en algunos locales de ambiente, tipo saunas, pues es el único horario pausible para que determinada gente pueda, digamos que, desquitarse de las tensiones laborales y familiares.
Curiosamente, ese día me sentía yo identificado con esa franja de población.

En un rápido vistazo al panel de llaves había unos 12/15 lugares vacios.
Como vacíos estaban la zona de taquillas y el espacio común de la sauna.
Eso es que los que hay no estan por perder e tiempo y deben estar por faena en la sauna de vapor, seca, minicine, zona de cruising o cuartos.
Y no andaba yo muy equivocado.

Así, nada más entrar y sentarme en la sauna de vapor se me acercó uno ofreciéndome aquello que a la altura de mi boca quedaba.
No estaba mal, sinceramente, y pude disfrutarla durante un buen rato, hasta que el tío en cuestión parecía desear un poquillo más de morbo e hizo acercarse a uno que entre vapores andaba por allí, por lo que tuve sesión morcillera a dos carrillos.

Acabó la escena como suelen acabar muchas veces, primero se va uno por cansancio o buscando nueva boca, y luego el otro, acabado el particular morbo de a tres.
En muchas ocasiones no vuelves a rozarte con ellos, a pesar de encontrártelos una y otra vez durante la tarde en los diferentes rincones de la sauna, y otras veces ocurre que repites, con otros actores invitados añadidos.

Sin muchas ganas de pasearme ante la poca concurrencia visible ni de implicarme activamente en las escenas que pudieran darse tras las puertas de los diferentes espacios, opté por meterme en uno de los cuartos, normalmente siempre ocupado, y hoy, afortunadamente libre.
Me tumbé desnudo boca abajo, con toalla y paño sirviéndome de cojín, y el culo bien visible como si de tomar el sol en una playa nudista se tratara, en actitud relajada, pasiva y receptiva.

A los pocos segundos, para gran sorpresa mía, tenía a la altura del hocico una polla a libre disposición.
Normal, ni grande ni pequeña, no tardé en acogerla en lugar donde pudiera estar más calentita, húmeda, bien tratada, protegida, masajeada y a buen resguardo
Con la posición de él de pie y yo tumbado lateralmente no acababa de sentirme cómodo, por lo me puse de rodillas, momento que aproveché, entre mamada y mamada para ver al joven y guapetón mozo del cual tenía parte en mi boca.
No sé de donde había salido, pues no lo había visto antes en ninguno de los rincones de la sauna.

Y aunque joven y de bonito rostro, se le veía cierta pronunciada flojera de carnes panziles, como si se hubiera estado hasta hace poco más orondo que cincelado, y se hubiera sometido a una agresivo régimen de adelgazamiento.

Pero no importaba, el momento valía la pena.

Me follaba la boca, imponiendo su ritmo cada vez acelerado hasta que dedició acabar cascándosela con una mano, mientras me daba de comer la otra.
La corrida en la cara fue acorde con lo esperado, espesa y abundante.
Atisbé cierto deje sudamericano cuando con un "grasias" se despidió.

Me limpié con papel y el paño, y seguí descansando en la misma postura que antes.

12/12/04
(Continuará)