Sauna Nova bruc, El día de los pollones.




Pollón o minipolla?
Pues depende para que, y a veces, ni una ni otra.
Mejor las de tamaño medio, las standar, no?

Un pollón siempre es agradable de ver, tocar y casi siempre de mamar cuando sus dimensiones son compatibles con la capacidad bucal de uno. Pero cuando su uso está encaminado a investigar las oscuras y cálidas profundidades anales, la cosa cambia.
Se me arruga el morro y el hocico, y mis patitas comienzan a temblar sólo de pensarlo.
Solo a veces me aventuro a que se internen en mis entrañas, y depende mucho de la labia del dueño y la confianza que me inspire.

Muchas digo que no, pero no es por eso que no me follen mucho, pues lo normal es encontrarse con pollas de tamaño medio. Y aunque diga que no, me quedo con las ganas... pero el miedo al dolor anal me tira para atrás, pues me corta, de manera definitiva el rollo, para ese momento.
Y ni yo relajo mis músculos anales al instante, ni todo el que quiere y la mete, sabe follar.

Una minipolla me decepciona en relación inversa a su tamaño. Más que nada porque no me siento lleno cuando me baila en la boca, quedando hueco desaprovechado.
Sin embargo, aunque sea un pequeño "mal trago" por el que pasar, es imprescindible animarla para que pase a mayores y se dedique a lo que en las grandes me da reparo, o sea, follar.
Cuando se presta, no suelo decir que no, y la verdad sea dicha, muchas veces con buenos resultados.

Lo normal, en un día, o en el transcurso de varias situaciones, es encontrarse aleatóriamente con cualquiera de los tipos.
Pero el caso que ese día, todas con las que me encontré, respondían a un tipo de ellas. Sólo pollones.

Así, un señor mayorcete, de edad desdibujada por los vapores de la sauna húmeda, me arrinconó y ofreció para mamar tu tremenda polla achampiñonada, a lo cual no me pude negar, pues el tamaño y robustez de la seta compensaba sobradamente el posible reparo de la edad.
Al festín se añadió un tipo grandullón como él solo, de mediana edad, y armado con idéntico arsenal, un pollón de buen calibre.
Aunque tanta carne, y la mala postura, acabaron por cansarme. No quería acabar empachado tan recién llegado a la sauna, y aún no me había relajado lo suficiente para adoptar determinadas prolongadas y forzadas posiciones.

Poco más tarde, unos tristes e indecisos toqueteos tras la celosía del cine dieron paso a una larguisima e impresionante mamada a un tío de buen palmito y buen palmón, en el cuartito oscuro de al lado, si bien la mamada estuvo brevemente aderezada con inquietas manos que palpaban mi siempre hambriento y pocas veces satisfecho trasero, y otra polla, que por unos instantes se puso al alcance de mi boca.
Aunque la mayor parte del tiempo, pude disfrutar de la comida con relativa tranquilidad.

En una vuelta posterior, me sorprendió encontrar paseando un tío tremendo de los de gimnasio, muy musculado, que hacía tranquilamente el doble de volumen que yo, peludo, con buenos pezones.
Realmente muy intimidatorio para acercarme y ni siquiera para tener una fantasía con él.
Sin embargo, instantes más tarde me lo encontré en uno de los cuartos oscuros, donde se dejaba mamar por alguien.
Me atreví a lamerle uno de sus pezones, pero no quise involucrarme más, a pesar de aceptarme de buen grado.
No me parecía ético ponerme a mamársela, cuando ya tenía uno que se lo hacía, y me daba que iba a resultar mucho más pasivo de lo que podría esperar.
O esa fue la excusa que me puse, pues no habría sido la primera vez, ni será la última que, si me aceptan, lo hago, o me encuentro con alguien más que pasivo, inactivo.

Seguí dando vueltas por la sauna, no dejando de sorprenderme de los buenos ejemplares que me había encontrado esa tarde.
Muchas veces, no todas, encuentras a alguien bien armado que te acoge favorablemente, pero de ahí a que todos los tíos con los que topas, vayan bien servidos y quieran enrolarte, pues hay una gran diferencia.
Y la tarde continuó con otro madurito buenorro, con espléndida polla y mejor comida, en la sauna de vapor, hasta el acercamiento de un tercero, que aproveché para dejarlos solos, a su rollo.

Aquel día, por lo visto, estaba más por la labor de disfrutar las mamadas en solitario.

En lo ires y venires, me había llamado la atención un chavalillo, bueno, al menos con cierta diferencia a la baja con respecto a la media, que bien podría tener como mucho treinta y pocos años, delgado al punto que ni fibrado ni escuálido, con pequeñitos pezones.
Y me lo encontré, junto a la tarima de la colchoneta, apoyado en la pared del cuarto junto al minicine,

Le toque los pezones suavemente y no hubo signo de rechazo, por lo que me animé a seguir tocando.
De culito pequeño y prieto, los que me vuelven loco para follar, si es que me entran ganas de follar, claro.
Pollón, como no podía ser de otra manera aquella tarde de milagros, y con anillo alrededor de los huevones a juego.
Evidentemente, no sólo toqué, sino que también estuve disfrutando con manos y boca del conjunto de sus encantos.
Él se mostraba receptivo, pero demasiado pasivo, hasta que me sorprendió cuando comenzó a comerme animádamente los pezones. Pero no la polla.
Y sin pasar por esta, de buenas a primeras, me gira e inclina hacia delante mirando en la penumbra hacia Cuenca, y temiendo ya un arrebato de virilidad activa, me vuelve a sorprender agachándose y comenzando una larga y suave comida de culo.

- Ufff... Pa´ morirse aquí mismo,- pensé.

Como suele ocurrir, esto no ocurrió sin falta de espectadores.
Sin embargo, estos estaban más por la labor de mirar y no tocar.

De repente, paró.
Se incorporó y me cogió de la muñeca, estirando para que lo siguiera.
Nos metimos en la habitación Roma, que aquel día estrené, y allí sobre la colchoneta y sin mediar apenas palabras nos dispusimos a realizar nuestro particular sesenta y nueve, en el mientras yo le comía el rabo, el me comía el culo.

- Ufff... Pa´ morirse aquí mismo,- volví a pensar.
- Beso negro en la Eterna Roma,- buen título para el post, un poco engañoso y un poco desmerecedor para los otros encuentros de la tarde, pero sin duda sugerente.

- Estoy que reviento, tío. Me voy a correr,- le dije, parando de mamar y comenzando a cascármela, no dándole opción a que contestara, pues no era una pregunta, sino una declaración de intenciones.
- Si, cuando quieras,- contestó, mientras lamía mi culo.
- Hazlo sobre mi pecho-.
...
...

- Joder ! Tres litros de leche!,- exclamó sorprendido.
-`Sagerao' !,- le contesté con sonrisa picarona.




Comentarios

  1. A favor de la saturacion de pollones.

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    1. No hay que ser avaricioso, Mika, y conformarse con lo que el destino provea ;-)

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  2. Pues como bien dices: depende de cuándo y para qué. A mi me gustan de buen tamaño, no ya porque sean más vistosas, sino porque me gusta mucho ponerme de rodillas y las pollas pequeñas no me ponen cachondo ni me motivan a chuparlas. Las de tamaño medio generalmente también, y éstas sobre todo son idóneas para follar, que luego entre las grandes también hay mucha polla torpona y brusca.

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    1. Para ser justos, las pollas no son las torponas y bruscas, sino sus dueños, jajaja... :-D

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  3. Yo es que soy muy avaricioso, y soy más de pollón pollón. Con lubri y maña me entran todos.

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    1. Destos, eres un hombre con suerte y buen culo, seguro ;-)

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  4. Para mi las mejores son largas y finas...pero hay muy pocas!! la natulareza es así..Que pena..

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    1. Pero así, siendo pocas, cuando las pillas las coges con más ansia.
      Y en cuanto a finas te aseguras que entren bien.
      Gracias por comentar Díasdevicio :-)

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