Sexo... ( Los tres polvos )




Quería que me follaran y no sabía como conseguirlo !
Pues así era.

Bastantes veces, más de las que quisiera, después de comenzar a liarme con alguien, este se me pone de culo con clara intención de que lo folle. Obviamente así se me corta el rollo, me hago el remolón y en la mayoría de casos ahí se acaba la historia porque el tío no consigue aquello que quiere de mí.
Otras veces, las menos, pero que acaban siendo muy satisfactorias, el tio renuncia buenamente a su pretensión y seguimos con otras actividades.
Yo no soy de esos, pues cuando quiero que me follen, y ya digo que no es siempre, normalmente espero que el tío en cuestión muestre algún interés en follarme, para luego aceptar o no.
Y así me va, que de follar, bien poco.

Así que en esta ocasión, con tres birras en la sangre y sabiendo lo que quería, me metí en una de las jaulas de palets del final de la zona de cruising, y en un rincón bastante oscuro, botella en mano, me dispuse con los pantalones cortos medio bajados y de espaldas a la concurrencia que fuera pasando, dejando bien a mano aquello que ofrecía.
El culo en pompa, sería lo primero que tocaran, aquellos que, a tientas, fueran entrando.
Reconozco que resulta una posición poco decorosa.
Quedaba por saber si iba a resultar efectiva.

Y ni un minuto tuve que esperar para que un pez picara el anzuelo.

El individuo en cuestión entró, tocó, palpó, urgó y folló.
Aunque cabe decir que fué un poco brusco.
Después de tocar y palpar la consistencia y dimensiones de mi trasero, urgó en mi ojete para ver si estaba follable o no.
Caliente, húmedo y estrecho seguro que lo encontraba, así que en el impasse de ponerse el preservativo, me apresuré a lubricarme con el gel que previsoramente me había comprado aquella tarde en el sexshop y una breve esnifada del desbravado poppers que llevaba, y creo recordar que fue la única vez en esos días que tomé.
A punto quedé para que se me dilataran los músculos anales y se deslizara suavemente una anónima y desconocida polla, que pude comprobar a priori, se ajustaba a unas medidas razonables.

Pero al ser la primera verga de la temporada, y lo que es más importante, el arte o torpeza con que la gente folla, o al menos, en las primeras acometidas, hubo un poco de dolor, aunque este fue breve.
Como el polvo, que también resultó ser algo rápido.

Pero no resultó tan breve como para que durante el mismo, me encontrará una polla con un principe Alberto golpeándome en el hocico.
Así fue, que mientras la primera follaba mi trasero, la  polla piercineada hacía lo propio, bien acompasádamente en mi boca.

Sentir una rabo con un anillo metálico moverse en la boca y golpeando los dientes tiene su punto morboso, pero no es algo que me entusiasme, pero tener dos rabos metidos en el cuerpo me elevaba al séptimo cielo.

Cuando el tío acabo de follarme el culo, pronto lo sustituyó el del piercing, al cual también lo sustituyó en la boca, una aún más vigorosa polla.
Más sincronización parecía imposible.

Mientras el tío que me acaba de follar se sacaba el preservativo, se adecentaba y se subía los pantalones, el rabo con piercing dejaba mi boca libre para un nuevo rabo espléndido que parecía que estuviera esperando su turno, se ponía a la par un condón y en un periquete, ambos orificios volvían a estar gratamente ocupados.

El primer trabajito había dejado bien dilatado mi orificio anal, así que al 'principe´ no le costó ningún esfuerzo penetrarlo, ni a mi ningún sufrimiento añadido.

Y en lo que dura un polvo, pronto al 'principe' le sustituía el segundo que me había estando follando la boca.
A pesar de estar en las nubes, era plenamente consciente de mi dicha y no dejaba de sorprenderme, aparte de la sincronía, la armonía de tamaños entre las diferentes pollas, de sus parecidos ritmos en el instante de follar y lo adecuadamente equipadas que iban con su preservativo dispuesto al momento.

Ni en el más atrevido de mis sueños me lo podría haber imaginado que todo rulara tan bien. Bueno, sí, sueños y fantasías suelen ser perfectos.
Estaba siendo follado por delante y por detrás, por pollas que se iban turnando.

Dicen que segundas partes nunca fueron buenas, y menos las terceras. Mentira podrida.
Es esta ocasión, cada polla, cada polvo superaba con creces a su anterior, en duración, morbo, maestría e intensidad.

Hubo un momento de pausa, que no recuerdo si me la sacó o se le salió por algún motivo, pero aproveché para  apurar la ya caliente cerveza que había dejado en un rincón.
Y enseguida volvimos a la jodienda, aunque esta vez tenía la boca libre con lo cual mis gemidos y jadeos se hicieron más perceptibles, aumentando la excitación de ambos.

Llegado el momento, tuve que decirle que parara, pero no me entendía.
Así que tuve que recurrir a la lengua de Shakespeare.

- Stop, stop, please-, acerté a decir,- I'm very tired-.
- Oh, Okey, Okey,- contestó, para alegría mía y alivio de mi culete.

Mientras en la oscuridad de aquel rincón me limpiaba un poquillo y adecentaba para salir le dije:

- You fuck very, very well-, que no sé si estaba muy bien dicho, pero a buen seguro me entendería.
- Nanananana...no sé qué, your fantastic ass, cosa última que entendí y aquí transcribo. Y nos despedimos.
- Bye.
- Bye.

Abajo en la zona de cruising no quedaba casi nadie, y arriba en el bar, la desolación era también casi total.
No podía ser que hubiera pasado tantísimo rato, pensé.
Y no, ciertamente no era así, pues apenas eran las dos y cuarto de la madrugada.

Muy temprano para volver al hotel en mi primera salida nocturna.
Así que decidí pasarme por el New Copper a tomarme la última cervecita de la noche.

O eso creí en aquel momento.

(Continuará)

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