La follada del moro y el olvido del japonés




Sólo paseé la mirada por la sala, sin detenerme en nada ni nadie, pero sentí perfectamente como una mirada salió flechada hacia nada más entré en la sala principal de la sauna.
Venía de un tipo de mediana edad, aspecto fuerte, no gordo, más bien cacha aunque no de gimnasio, viril, cierto aire duro y punto racial. ¿Gitano? Moro?,¿Simplemente de rasgos contundentes?
Para no haberme fijado, había captado muchos detalles, ciertamente.
 -¿Me seguirá?, me pregunté, o habría sido producto de mi imaginación.
Caminé muy despacio, como para darle tiempo, si fuera el caso, a que se entretuviera  por ahi, o impaciente, me sobrepasara.
Y efectivamente, comenzó a seguirme, pero manteniendo constante la distancia entre ambos.

A la altura del cuarto del sling entré para ver que sucedía. Si realmente me seguía o era casualidad.
Y vaya si  entró!.
Un segundo más tarde atravesaba la puerta y comenzaba desde atrás mío con una buena sobada de culo, que le facilité de inmediato al sacarme el paño que envolvía mi cintura y partes nobles.
Enseguida comenzó a ensalivarme el culo con su mano, quedando muy claras sus intenciones.
Otra cosa es que yo tan rápido me abriera como hubiera sido lo óptimo.

El primer intento de penetrarme no tuvo exito. De pie, y con cierta brusquedad inicial, era de esperar.

Mientras movía el taburete de plástico pensaba yo que con intención de subirse en él para estar sentado y cómodo él, mientras me follaba habiendo yo todo el movimiento oportuno, que no veía yo nada claro por que el asiento ya quedaba por encima de mi cadera, y ya ve veía yo follado en volandas, entró un tipo de gran envergadura, blanquito, bastante mayor y de polla flácida como pude observar nada más dejó el asunto a la vista.

Por un momento pensé que estaban compinchados, en tanto que mi macho no hizo ningún gesto de rechazo cuando lo vió.
Y respecto al taburete, sólo le sirvió para apoyarse sin subirse, y continuó humedeciendo el ano con su saliva.

Ante la perspectiva, estaba yo salidísimo y sobreexcitado, pues aunque el otro tipo no me gustaba ni motivaba nada, era más que posible que también comiera polla por delante.

Subí mi pierna izquierda sobre el camastro para facilitar mi apertura, mientras me agarraba a las cadenas del sling para mantener el equilibrio, cuando, esta vez sí, comenzó a penetrarme.

La polla entró sin más complicaciones, lentamente, pero segura, sin pausa.
Había una explicación a que como yo siendo de por sí estrecho, apenas hubiera habido problemas con la penetración.
Apenas una semana antes había gozado de una de las folladas más largas y placenteras de mi vida. Follada no relatada todavía en el blog, ya que pertenece a un pack de historias que tuve en unas cortas vacaciones, y que publicaré en bloque.

Y volviendo a la follada, esta rápidamente adquirió un ritmo enérgico y brutal.
Me sorprendía a mi mismo de mi suerte, que en apenas unos días, llevaba dos superpolvazos, cuando luego pasan meses a recibir un simple polvo.

El otro tipo sólo miraba con detalle y visible deleite, pero se mantenía a la justa distancia para que no le llegara a alcanzar a comerle el rabo con la boca, creándome una gran sensación de ansiedad.

El ruido de las cadenas sling moviéndose al ritmo de las embestidas, junto a nuestros jadeos, no era menor.
La puerta abierta era una clara invitación a participar de algún modo a quién quisiera entrar.

Pero ni pasó nadie, ni nadie entró, más que aquel señor que hizo de voyeur de excepción en primera fila.

El polvo fue relativamente breve.
Cuando notó que se iba a correr, sacó bruscamente su polla de mis interioridades y se corrió abundantemente en el suelo, desparramando toda su cálida leche de la fogosa bestia en que se había convertido.

El tipo, una vez bien servido, se marchó, y tras de él, el afortunado mirón.

La sensación de vacío que me quedó fue brutal y el ansia de volver a taponarme con otra polla se convirtió casi en desesperación.

Pasó un buen rato, y me calmé un poco, si bien tenía la líbido a flor de piel.

Paseando me encontré en el pequeño pasillo tras el minicine, a un chaval de rasgos orientales, alto, delgado, sin vello, con un tímido bigotillo y gafas, al que le estaban comiendo el rabo, para más detalles, una cabeza que me resultaba familiar.

Al acercarme, la cabeza se dió cuenta de mi presencia, me miró, interrumpió brevemente la mamada para sonreir, hacer un gesto de que me aproximara a participar, y siguió mamando.

Dos cosas me llamaron la atención. Una, dado el tópico de la timidez de los orientales encontrarme uno
dejándose hacer cosas íntimas casi a la vista de todos, y otra que aceptara mi participación sin mayor problema.

Un tópico por los suelos. Molaba.

La cabeza familiar era la de Luis, uno de mis habituales del Arenas, que no había visto en meses por mi poca frecuencia de visitas al cine y porque desde hacía unas semanas ya no existía.

Se dejó acariciar, se dejó suavemente pezonear y compartimos su sabrosa polla entre los dos.

Acabamos, para mi mayor sorpresa todavía los tres en un cuarto de la sauna.
Pero lo que acabó realmente pasando allí no lo recuerdo bien.
Por varios motivos.
Han pasado meses desde aquello y solo dejé constancia en borrador de la primera parte de la historia, confiando que, una vez puesto, como muchas veces sucede, me acordaría de la aventura y sus detalles.
Pero no ha sido así.

Pocas semanas después de este encuentro con el chaval oriental, tuve otro encuentro con uno muy similar, también en la sauna bruc, aunque esta vez sólo, del cual creo que tampoco dejé constancia escrita.
Digo creo porque igual lo encuentro "traspapelado" de aquí unos días, y me tengo que comer las palabras.

Me confunden los recuerdos de uno y otro encuentro.
Y ya sabéis que no cuento cosas que no han sido.
De lo que sí me acuerdo claramente es que nos corrimos los tres, no hubo follamienta y que el chaval hablaba perfectamente el castellano.

Algo es algo.

---

 * A pesar del título del post, nunca supe si eran moro, gitano, chino o japonés. O ninguno de estos. Sólamente es para que podáis visualizar el aspecto de los tipos.
* Cronológicamente este post en realidad es anterior al publicado el 15 de mayo.



Comentarios

  1. Mola un montón tu relato. Lástima que tu experiencia con el chico de rasgos orientales no conserves más detalles.
    En las veces que he hecho cruising aquí en Barberá lo hice con un moro de él me acuerdo su silencio su polla y testículos oscuros,su ademán dominante y sus fuertes embestidas.
    Sigue así de bien escribiendo

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Si, una pena no haber dejado nada más escrito que unos mínimos apuntes.
      Hay veces que el borrador es casi el relato en sí, solo falta algún retoque, pero otras dejo cuatro palabras o un par de lineas escritas.
      Si luego me pongo a retocarlo en unos días no pasa nada, pero si, como es el caso, pasan seis meses, y un montón de historias de por medio, las imágenes y hechos se confunden y difuminan con una ocasión u otra.
      En este caso porque hubo una historia posterior con otro oriental muy similar al de este, de la cual no he encontrado nada escrito. ¿Se me olvidaría escribirlo?¿ Lo borraría sin quererlo ?, ¿ Tienen algo los orientales que me confunden ?. A ver si, cuando me encuentre con otro, que sucede.

      Eliminar
  2. Pues creo que a estas alturas ya todos debemos estar haciendo fervientes votos para que tengas un nuevo encuentro con un oriental, a ver si de una vez por todas nos enteramos del final de alguno de esos exóticos encuentros, jeje.
    La primera vez que tuve algo que ver con alguien de rasgos orientales, fue en la antigua Sauna Bruc, en la que un hombretón tipo luchador de sumo (aunque bastante menos gordo) insistió en que nos metiéramos en una cabina, a lo que accedí no sin algún temor por la integridad de mi culo, que afortunadamente no se vio confirmado porque enseguida se tendió en la cama ofreciéndome el suyo.
    Y la segunda y última fue en la sauna finlandesa de la Sauna Condal, pero es más largo de explicar y en realidad no acabó siendo gran cosa.
    Así que, ánimo, ahora te vuelve a tocar a ti.
    Y no seas tan despistado, que con ese lío de apuntes nos dejas a nosotros con la miel en la boca ....

    ResponderEliminar
  3. Mira que son pocas, poquisimas las veces que me he enrollado con un oriental, al menos de aspecto, y casualidad que nunca haya dejado constancia escrita al momento, y cuando intento acordarme es todo como una nube difusa.
    ¿Que tendrán estos asiáticos que me nublan la memoria?

    ResponderEliminar
  4. Para mi gusto que acabase corriéndose en el suelo fue un desperdicio de lefada, yo me abría puesto de rodillas para que me pringase toda la cara; de todas formas felicidades por el relato.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Pasivo Psicótico23 de mayo de 2016, 14:15

      A mi también me gusta que me pringuen bien :) pero muchas veces acaba desperdiciada en el suelo...

      Eliminar
  5. Pasivo Psicótico23 de mayo de 2016, 14:47

    Hola Perro, en mi caso las pocas experiencias que he tenido con orientales que personalmente no me ponen mucho, a día de hoy habrá sido con unos tres, he preferido olvidarlas por decepcionantes, siempre hablando por mi experiencia, aunque me gusto su piel súper suave y que son viciosillos eran fríos, distantes.
    El otro día volví al Erótixx con la intención de arrodillarme y mamar todo, con unos mini-mínimos de exigencia, todo lo que saliera por los glory holes, pero parece ser que todo el mundo llevaban la misma intención así que acabé dejándome mamar por diferentes bocas muy habilidosas.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Del Erotixx precisamente va el próximo post que publicaré ya mismo.
      Tendrían que promocionar el dia del activo a mitad de precio para que se animaran a ir, jejeje

      Eliminar

Publicar un comentario

Entradas populares