Tarde en la zona de cruising del Erotixx (sex shop)





Nada más llegar, pasar por el lavabo para adecentarme siquiera un poco y dar la vuelta de primera inspección ya me percaté un tipo alto, masculino y resultón se había fijado en mí, si bien no hice mucho caso de esta primera impresión tanto por el hecho que aún no me había acostumbrado a la luz de la zona de cruising, como que de tan recién llegado y con las ganas que uno tiene de sexear, uno parece ver lo que al final no acaba siendo.

Pero esta primera impresión resultó ser cierta. Cuando por segunda vez pasé por delante del susodicho, este me miró clara y fijamente, y se hizo ver para que le siguiera hacia la cabina doble del local.

Recostado sobre la pared me esperaba ya con la camisa abierta mostrando su  pecho peludo.
Metí la mano es aquel tentador felpudo y a su paquetón que más abajo mostraba, liberando poco a poco su nada despreciable cipote.
El tío tenía su punto vicioso y con su mirada parecía decir come y lámeme, cosa que sin dudar hice, empezando por los pezones, siguiendo por los sobacos y poco después de haber bien amasado su paquete, le comí aquel lustroso rabaco que, miedo me daba si lo quería de últimas era follar.

Mucho vicio en su mirada, ciertamente, pero no hacia nada por estimular más que tocar mis pezones, que en sí ya era bastante.
La temperatura en la cabina iba claramente en aumento, por lo que acabé quitándome la camisa y poco más tarde de lo habitual, bajándome los pantalones, aprovechando el tipo la pausa para tomar un poco de poppers que ni me ofreció, cosa que me pareció muy poco cortés por su parte.

Tampoco se lo pedí, pues en el fondo no me apetecía.
Y seguí mamando, bien agachado, y alzando los brazos para ir sobándole pecho y tetillas.

Al cabo de un rato, el tío se decidió a mamarme un poquito, tal ver por aquello de ser un poco recíproco al darse cuenta de lo poco que había interactuado, cosa que tampoco me importaba mucho.

El calentón, ayudado de por la temperatura de la cabina iba rápidamente en aumento, hasta que el tío dijo:

- ¿Paramos un poco?-que a mi me sonó a excusa, en vez de decir directamente que se había cansado.
- Vale! - le contesté.
- Me voy a dar una vuelta - continuó, o sea, un "hasta luego, Lucas!".
- Ok - respondí.

Minutos más tarde vi como remataba la faena a través de la ventanilla de la cabina con glory hole.
Alguien, desde la cabina opuesta, se la estaba mamando a través del orificio.

Durante todo ese rato anduve paseando, pues todas las cabinas parecían estar ocupadas, al menos las que me interesaban.

Aquel día, realmente había poca luz, ya que no funcionaba la pantalla frente a los asientos que ilumina gran parte de la zona, y tampoco estaban ya las pantallas de ordenador para navegar por internet en los ratos aburridos, cierto que de últimas no veía a nadie darle uso, y cuando yo, en alguna ocasión lo había intentado, tampoco funcionaban muy bien.

Cuando salió por fin salió, me metí yo, a ver quién había sido mi sucesor en la comida de rabo.
Había un tipo joven, de buen ver, al otro lado.
No creía yo que estuviera por la labor de comerse la mía, ostensiblemente más pequeña ni de asomar su cipote después de haberse comido y más que posible, descargado, aquel sabroso nabo que había yo tastado con anterioridad.
Lo pude comprobar, al ofrecérsela, e ignorarme.

No me la iba a mamar, ni yo tampoco, pero no me apetecía salir de la cabina.
Bastante rato había estado deambulando a la espera que quedara una cabina con glory hole libre.
Asi que me quedé, rato y rato, viendo el vídeo, cambiando de canal y pajeándome con los pantalones bajados y la camisa abierta.

Por fin, creí que se iba e iba a dejar la cabina libre para otros clientes del local, pero solo salió a buscarse una cerveza.
Seguí medio desnudo, entretenido con mi polla mientras miraba pelis, con la puerta entornada esperando que pasara alguien, asomara la cabeza, mirara y se metiera conmigo dentro.
Pero la espera resultó infructuosa.
Nada de nada aparecía, sólo se atisbaba en alguna ocasión fugaces y huidizas sombras.

Cuando cansado salí medio muerto de aburrimiento, me di cuenta que quedaba muy poca gente.
Sin embargo, el tío joven de la cabina continua seguía allí, con su cerveza.

Varias vueltas más tarde vi que el menda ya se había ido, así que aproveché para meterme en su cabina, por fin vacía.
Antes de acomodarme, a través del glory hole observé que del otro lado había un tío medio en bolas, con braguitas de encaje negras.
Pensé que, si me quedaba,  me tocaría dar polla, pero cual fue mi sorpresa, que sin darme tiempo de hecho a sacarme nada, apareció  por el glorioso agujero, la polla del vecino.
Me quede un poco traspuesto, pero se la mamé.

Acabó con una frenética paja y corriéndose de su lado.
Me quedé allí, a ver si venia alguien más, y volvió a meterse el joven de la cerveza de antes, que por lo visto no se había marchado del todo, y en el mismo plan.

No valía la pena perder tiempo, y lo dejé allí.

El panorama en la zona de cruising no había cambiado.
Otro eterno ocupante, esta vez de la cabina central del grupo de tres, seguía también allí, con las dos ventanillas laterales, una a cada banda, abiertas esperando polla.

De últimas apareció un huérfano del Arenas, habitual de verlo, pero no de trato.
Si bien es verdad, que muchos años atrás, al principio de frecuentar yo el cine, un día me enrollé con él y acabó follándome en el retrete del viejo arenas, de cuando aún se entraba por Cruz Cubierta.
La siguiente vez que lo vi, volvimos a enrollarnos, pero en aquella segunda ocasión me tocó a mi follarle.
Recuerdo como me sorprendió no notar casi nada mientras se lo hacía, de tan dado que tenía el agujero del culo.
A la tercera, viendo el percal que me iba a tocar follarlo de nuevo, le dije que no.
Y ese fue la última vez que nos dirigimos la palabra, a pesar de que hemos coincidido en el cine innumerables veces, incluso una vez llegamos a encontrarnos en el Leather Bar de Madrid, y evidentemente nada más hicimos más que un leve gesto de saludo con cabeza.
Sí que alguna vez, aún al principio, hubo por su parte algún intento muy disimulado de acercamiento, pero con la reacción natural de la indiferencia por mi parte.
Es más que, con el tiempo, cuando se cruzaban nuestras miradas, ni siquiera hubo más un atisbo de reconocimiento ni saludo.

A pesar de semejante historial de desinterés mutuo, me saqué la polla en la cabina del sling, medio pajeándome, con el fin de provocar su atención y motivación.
- ¡Que querrá este gilipollas!,- seguro que pensaría - toda la vida ignorándome y ahora que pretende.

Y evidentemente no pasó nada.

Bueno, si. Que con la polla colgando, lo que llamé fue la atención de un señor no tan mayor, como desaliñado, alguien con quien no me apetecía para nada enrollarme.

Y tampoco llegó a pasar nada.

Volví a casa, sin correrme y un tanto frustrado.
Y es que lo mejor, siempre, es no crearse expectativas.


Comentarios

  1. Sexear,sexear,poco amigo.Mucho sobre abierto pero poca sorpresa. Lástima del joven de la cerveza....¿estaba bueno? ¿buen cipote?
    Lo que más me ha turbado es la de tí en una de esas cabinas con la camisa desabrochada y con los pantalones abajo. Me ha dado un estremecimiento de gusto, te imagino con el torso velludo, tus tetillas coronadas por dos sinuantes pezones.....mmmm y yo arrodillado mamando tu cipote, el cipote de un perrete sumiso.

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    1. Si, realmente el sexeo fue solo al principio. En otras ocasiones, al final. Y en ocasiones no hay.
      No estaba mal, pero no recuerdo tanto detalle, jejeje... que esto pasó hace casi un año.
      Podría haberme inventado una descripción, pero entonces ya no sería un relato del todo verídico, como pretendo en este blog.
      Para eso estaba, para aceptar pollas por el glory hole, o esperando que alguien entrara para comer o ser comido ;-)

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  2. José discreto bueno5 de marzo de 2017, 15:26

    Me encanta como lo cuentas!! Lo vivo y también me ha pasado de irme a casa peor de como salí. Jaja sigue explicándonos tus vivencias. Me encantan!!

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    1. Gracia Jose.
      Seguiré contando... y tu comentando ;-)

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  3. Pues no estuvo mal del todo aunque no culminaras, no?

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    1. Hombre, de rositas no me fui.
      Pero los momentos de acción y los de aburrimiento no estuvieron compensados :-(

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  4. Tarde con una de cal y otra de arena, la próxima seguro que sexeas mas y mejor ;)

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    1. Como la vida misma ;-)
      Sí, a la siguiente sexeé más, pero no puedo adelantar nada, jeje.

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