Probando apps





Uno de mis objetivos en aquellos días de asueto, diversión y cacería fue la de probar las aplicaciones de ligoteo gay, las llamadas apps.
Mis primeras experiencias en chateo fue principalmente con el conocido programa IRC a finales de los 90, durante un tiempo limitado que me consumía mucho tiempo para pocos resultados que obtenía.
Objetivos sexuales, que alguno si que hubo, pero amistades si hice unas cuantas
Luego vinieron los perfiles en web, tipo gaydar, gayromeo, gayroyal, bakala, tuamo (que por cierto nunca llegué a borrar, y en un par de ellos aún puntualmente entro, casi por pura curiosidad) y algunas más que no recuerdo, también con pocos resultados, si bien no les dedicaba tanto tiempo.
Con las apps nunca me he atrevido, vista la experiencia anterior, por temor a ser excesivamente absorbentes con un tiempo que no me sobra, e invasivas, para seguramente un nulo provecho.

Pregunté a varios feisamigos, y a partir de sus consejos y experiencias, acabé por bajar, instalarme en el móvil y crear perfil en las apps GROWLr, u4Bear, Scruff  y Tyte, si bien estas dos últimas apenas las tuve activadas unas horas.

Y sí, durante los dos primeros días estuve recibiendo visitas, saludos con un "hola", un "hi" a los que constestaba, o una especie de gruñido, con el que no sabía que contestar.
La inmensa mayoría era de gente a cientos, por no decir varios que a miles, de kilómetros de distancia, según la ubicación que me salía de su perfil.
Sólo algunos pasaron del saludo para convertirse en una miniconversación de tres o cuatro lineas, y sólo una, de hecho la primera que me entró, fue una conversación con todas las de la ley e intento de quedar.

Era un tío, de unos 40 años llamémosle Marcus, de muy buen ver, cachitas de gimnasio, de allí mismo de Torremolinos, que esto último era lo que buscaba, alguien de allí, o que estuviera puntualmente allí o acercarse.
Como eran días laborales, el chaval solo podía quedar al día siguiente, saliendo del curro.
Mientras nos intercambiamos fotos más explicitas y me sorprendió que siguiera mostrando interés ante la disparidad evidente de cuerpos.
Aunque más me sorprendió la reacción que tuve cuando le ví el pedazo pollón que le colgaba.
Me hubiera caido de culo de no ser porque en ese momento estaba sentado, cenando.

Llevaba yo muchos días sin follar. No había ocurrido ni siquiera todavía la escena que narraba arriba en "El polvo olvidado" y el ojete estaba desentrenado y vuelto a su elasticidad habitual, o sea, escasa.

- Entre lo cachas y el pollón, este tío me destroza-, pensé.
Y antes que concluyera la conversación le expresé mis temores, un poco en broma, pero mucho en serio.
Finalmente quedamos que seguiríamos hablando al día siguiente para ver finalmente como lo tenía.

Y así, fue.
Al mediodía del segundo día me envió de nuevo varios mensajes, en los que aún no tenía claro si podría quedar y que en su caso de poder, concretaríamos más tarde, cuando saliera.

Sinceramente, aunque el tío me ponía e imponía, yo rezaba para que no pudiera quedar, por varios motivos.
Primero, el más importante, porque tenía la certeza absoluta que no llegaríamos a nada, con lo cual sería una pérdida de tiempo, y luego, que el hecho de quedar ya me estaba condicionando la noche.

Mi intención en esos días era la de rotar totalmente a mi aire, sin condicionamientos ni compromisos.
De quedar con alguien, hacerlo directamente ya en algún club, para en el caso de haber conexión, conectar, y en caso contrario, o no presentarse, ya estar en ambiente.
Sólo pensar en la posibilidad de perder tiempo en desplazamientos fuera de la ciudad, con el posible agravante de la decepción o el plantón, me desmotivaba absolutamente.
Me coartaba demasiado la libertad.

Marcus no volvió a llamar.
Y yo no insistí.

Poco después desconectaba todas las apps y decidí vivir los días tal como fueron saliendo, y contado, en dieciocho de los últimos veinte post.

¿Y vosotros?
¿Cuál es vuestra experiencia?



Comentarios

  1. Hola .Leyendo tu post me he sentido identificado. Yo tengo activas algunas apps de ligoteo.Pero con poco éxito.He de reconocer que he quedado con alguno.No pasamos de un encuentro.
    Mucho perfil,mucha foto pero nada de nada.
    Un saludo

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    1. A mi, lo que no me deja de sorprender es que, globalmente, es que se acaba perdiendo muchísimo más tiempo que antes, con estas herramientas para ligar cuando en realidad están pensadas para facilitar mucho más rápidamente los encuentros.
      Que no digo que las facilite, ni que esté en contra, no, no...sino solo que se pierde mucho tiempo.

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  2. Opino igual que tu... vaya no lo has dicho jeje, pero las apps son una perdida de tiempo. A mi curiosamente solo me sirven para una cosa que algun dia de contaré. Pero para ligar, de tropecientos mil mensajes, solo quedan uno o dos. Eso si, pedir fotos y marear la mayoria. Creo que pasa como los japoneses, se tira del cibersexo en detrenimiento del tu a tu.

    Y por supuesto, si se busca sexo, es mucho mas ágil y satisfactorio el ir a un local de sexo, que andar perdiendo el tiempo con las apps. Sobre todo a los que no nos sirve con un "polvo de 15 minutos". Pero hay de todo jeje

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