Sauna de diciembre. Recuperando la acción.





La inercia, más que otra cosa, me había llevado de nuevo a la sauna  aquella tarde de mediados de diciembre
Me sentía flojucho, tal vez fuese por el preludio de un resfriado, y no me sentía especialmente motivado.
Los últimos meses habían pasado desde una considerable sequía de experiencias, cierto que por falta de escapadas, a un exceso de salidas con escasos resultados satisfactorios, tal como contaba en el anterior post.

No sé si aquel día me alegré, en cierta medida, de ver poca gente, o que la que había eran tíos de bastante buen ver, o que al menos, al haber menos público, destacaban más.

Aclarar en este punto, que de buen ver, no sólo incluyen los tipos guapos o buenorros, sino aquellos que, sean como sean, detecto cierta compatibilidad y posibilidad de reciprocidad conmigo.

Un buen macho viril y velludo, de mediana edad, y cuerpo bien conservado, comenzó a meterme mano al bulto que me comenzaba a destacar bajo la toalla.
Intuí sus intenciones nada más entré en la nube de vapor, al quedarme yo en medio de la sala, y él aproximarse.

- Umm..., este por lo menos me magrea- pensé.

Le correspondí de la misma manera y me sorprendió encontrarme con una hermosa y carnosa polla, al menos al tacto manual, y al oral, como minutos segundos después de un sensual magreo comprobaría, al invitarme entonces a agacharme para saborearla.

Carnosa y  de buen tamaño, pero de una textura que me resultó un tanto extraña.
Era como si tuviera puesto un preservativo, pero sin ese desagradable sabor del látex.
La estuve disfrutando un buen rato, allí en medio, semiarrodillado, hasta que la retiró un poco para correrse sobre mi pierna flexionada.

Me hubiera quedado un rato más y mamar la polla que colgaba cerca de mi cara desde hacía unos minutos de otro buen machote que se había incorporado del banco en el que estaba sentado, y acercado a nosotros, en espera de recibir mis favores.

Pero tuve que salir, pues con la flojera que ya llevaba del día, más el sofoco propio del momento, por mis fuegos internos y los vapores externos, me estaba mareando de lo lindo.

No fue hasta unos veinte minutos más tarde, que de nuevo entre los vapores, me senté entre dos tipos, uno se hallaba detrás, en el banco superior, con cierto aire sudamericano, y el otro, que era el que más me atraía de los dos, al cual ya le había echado el ojo afuera, treintañero, ligeramente velludo de pecho y bien poquita cosa de cuerpo. Sin embargo, este me había dado ya la sensación que me evitaba.
Y así fue, que me quedé solo con el sudamericano.
Como el chaval estaba bien dispuesto, con las piernas separadas, polla visible en la medida de lo posible, delgada y larguirucha, entre el vapor, le metí mano... y se dejó.
Me incorporé todo ufano dispuesto a mamársela.
Empecé a ello, pero el momento fue bastante breve en tanto que, de nuevo, me invadió la sensación de mareo.

Uno que se emociona y acalora demasiado, y no puede ser.

Me dio penilla, pues a pesar de ser de esos tíos que ni tocan nada, ni siquiera te rozan, se había ligeramente reclinado ligeramente hacia atrás para acomodarse y disfrutar de la mamada, cuando yo, sin previo aviso, me fui.
Supongo lo dejé un poco desconcertado. Desde aquí me disculpo.

Después de ducharme para expulsar los calores internos, me fui a dar una putivuelta.
Al llegar al cuarto del sling, al entrar para lubricarme el ano con el gel del dispensador, vi como detrás se paraba un tipo, supongo que para ver que hacía.
Me daba cierto apuro que me viera ponerme el gel en tan noble lugar. Cosa curiosa, cuando, por el contrario no me importa que me vean mamándosela a alguien en medio de un pasillo. Al contrario, más bien, me excita sobremanera.
Pero mirad, cada uno tiene su sentido del pudor, no?.

El tío, majete, de buen ver, buen cuerpo, sin un ápice de vello en todo el cuerpo, entró cuando vio que había acabado de secarme las manos.
Se quedó enfrente mío y comenzó a meterme mano al paquete, a lo que respondí de la misma manera, descubriendo que también era poseedor de un buena polla.
Aproveché, ya de paso a llevarme, a la boca su pezón más cercano.

-¿Te gusta mamar?,-preguntó.
- Si, claro - contesté.

La respuesta pareció entusiasmarle, pues acto seguido, cerró la puerta.
En mi primer intento de agacharme para proceder a una mamada, me interrumpió, dejándome un tanto desconcertado, pues no me cuadraba pregunta con reacción.

Lo que hizo fue subirse al sling, y una vez bien instalado, todo patiabierto , me dejó a buena vista su hermoso cuerpo y sus atributos a mi entera disposición.
Comencé a comerle aquel buen rabaco, a sobarle el pecho de bien definidos pectorales, aunque no tanto los pezones, poco desarrollados.
Me temía por momentos que me pidiera que lo follara, cosa que, en tal posición, no me hubiera sido posible ya que ni de puntillas llegaba a su ojete.

Pero no tardó en cansarse de estar sobre el sling, y se bajó, invitándome a tumbarse con él en la colchoneta donde comenzamos a hacer un larguísimo sesenta y nueve, que gracias a un cambio constante de posturas lo lleve con dignidad.

No es una práctica que me entusiasme. Me distrae, si lo que quiero es disfrutar intensamente de la mamada de una polla, que me la chupen al mismo tiempo.
Pero bueno, como el movimiento era continuo, resultó entretenido.
Me sentía mejor arriba. Cuando estaba abajo, aprovechaba el tío para clavármela hasta el fondo de la garganta, y una vez de lado, fue cuando aprovechó para correrse sobre mi pecho.

Un calambrazo en los músculos laterales del torso casi me corta lo que, finalmente, fue una abundante corrida, esta vez sobre su torso.

- ¿Eres italiano?,- me preguntó, para mi sorpresa, mientras nos secábamos con papel higiénico.

Una pregunta un tanto extraña si apenas nos habíamos intercambiado, tres palabras él, dos palabras yo, al principio del encuentro: ¿Te gusta mamar?. - Si, claro.

Coincidimos en la ducha y ya, al menos yo, me fui.

(Diciembre 2016)




Comentarios

  1. ¡Qué te puedo decir! ¡Buen escrito! Te voy a pedir prestado lo de "Putivuelta", excelente palabra para describir las innumerables vueltas que hay que dar en busca de algo.

    En lo personal a mí sí me gusta el 69, pero con un buen macho que de y sepa mamar; lo he practicado con tías y no me resulta agradable con estas.

    Un gusto leerte.

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    Respuestas
    1. Gracias majo, por tu comentario :-)
      Lo de "putivuelta" también lo cogí prestado de otro blog amigo.
      La verdad es que es un neologismo muy acertado, jajaja

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