La no cita

"Me gustan los tíos mamones como tú, y este viernes iré a que me saquen la leche.
Me encanta que me le chupen en un cine x, y si tiene gloryhole, mucho mejor. Solo doy rabo. El viernes por la tarde estaré en ese sex shop a probar un buen mamón y correrme varias veces. Llevo unos días en dique seco y necesito descargar toda la lefa que esta retenida en los huevos. Llegaré sobre las 19:00 hrs. Soy G.....".
Desde un punto de vista estricto, no me estaba citando expresamente a mí, pero el hecho de darme todos los datos era como un "si quieres ya sabes donde y cuando encontrarme".
Había leido los mensajes a primera hora del viernes, y como suele ser habitual, los viernes siempre los dedico a otros menesteres. No iba a acudir.
Sin embargo, me picaba la curiosidad. Y mucho. Así que a media tarde opté por ir.
Cuando mi vista se acostumbró un poco a la oscuridad de la sala ví que habían sólo tres personas. Un tío de lo más normal, otro tirando a atractivo con cierto toque pijo, ambos tal vez treintañeros, y el tercero que ampliamente pasaba de los 60.
Eran las 18.15 y aún faltaba bastante para que el misterioso lechero apareciese.
Apenas habían pasado diez minutos, ví como el tío normal, después de rondarme se metía en uno de los cubiculos con gloryhole. Esperaba que yo entrara ? Tal vez era lo más probable.
Apenas un par de minutos más tarde, el "pijo", que no había visto encerrarse al otro, tras rondarme, se metió en una de las salas y sin mucho recato se sacó la mortadela.
Buena tranca, y el gesto era tan obvio, que me acerqué a tocársela, y a más si hubiera esperado, pero rápidamente, con el nabo colgando fue a meterse en el otro cubiculo.
Supongo que esperaba que yo entrara en el otro, y desde ahí mamársela, pero no se había dado cuenta que estaba ocupado por el otro.
Así que, supongo, uno esperaba que yo fuera el mamón y el otro que yo fuera el mamado. Tal vez. Los más de diez minutos que ambos estuvieron encerrados, cuanto menos, me indica que hubo actividad.
Cuando salió el "pijo" me vió allí, apoyado en el quicio separador entre salas, y no sé que cara pondría cuando vió al otro salir.
Bien, si el trabajito fue bueno, a mí, en su lugar, no me hubiera importado. Pero cada uno es como es, y hasta cierto punto y dependiendo donde se meta, elige quién se la chupa.
Se marchó enseguida, y el otro, no tardó.
Mientras el posiblemente jubilado seguía sentado, visionando una horrible pelicula de los ochenta, alemana, tocándose y jadeando ante las bastante escasas escenas de sexo heteroporno.
Si dijo que sobre las siete llegaría, de 18.45 a 19.15 no entró nadie.
A 19.20 h, tiempo más que suficiente para que apareciera, me fuí.
... Y aún pude aprovechar la tarde.      

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