Los últimos días del Arenas ( I )




Que me pasara por allí una segunda vez en tan poco tiempo tenía una explicación.
Quería comprobar que aquello no había sido flor de un día.
Que después de muchos meses de no ir más que modo muy ocasional, algo habría cambiado, tal vez en parte el público que habitualmente asistía o, lo más importante, la actitud del mismo.

Me frustaba enormemente la poca variedad de edad de la gente, más frecuente cuanto más mayor. La franja de edad mediana o joven era bastante reducida, y variable al punto que, en su ausencia, algún día llegaba a dar la sensación de estar en un club de jubilados o centro de día para gente de edad muy avanzada.

Obviamente, la energía vital y sexual estaba visiblemente mermada, y la actividad más corriente era la de interminables paseos entre las diferentes salas y los pasillos de butacas, el voyeurismo sin ningún tipo de implicación, y en considerable menor medida algún roce, que no siempre implicaba algo más pues bien podría haber llegado a parecer casual, y en algún arrebato de valentía, atrevida palpación y metida de mano.

Fuera de un liamiento a dos, de palpación y besuqueo, sin derecho a terceros, o alguna oscura actividad entre butacas. el morbo parecía haberse reducido a la mínima expresión.

Nabos colgando y dando de mamar a algún sediendo necesitado, una orgía de manos, bocas. pollas y cuerpos sudorosos o una o varias enculadas entre las ansiosas sombras danzantes del cuarto oscuro, parecía cosa del pasado.

Por eso había dejado de ir, pues fuera de algún encuentro con alguno de mis ocasiones habituales, el resto de días me aburría.
Y ni aún así, pues el habitual de turno me ofrecía entretenimiento, pero no sorpresa, ya que nada más verlos sabía lo que más o menos iba a ocurrir.

A veces, pues evitaba a alguno, pues sabía de antemano que aquello que pudiera conseguir no era lo que quería entonces.

Otro factor que me hacía alejar del local era el fuerte y dulzón ambientador que usaban, que a veces, metros antes de llegar a la puerta del cine, ya te llegaba el tufillo que, luego te quedaba impregnado en la ropa para el resto de la tarde.

  - Ufff - dijeron arrugando la nariz y haciendo una gañota, al poco rato de entrar yo en el aula.
  - Huele como al ambientador del Stradivarius o...- quedaron pensativas- al de los salones de bailes de           viejos del domingo por la tarde - remataron con sorprendente precisión que ya me gustaría saber de             donde les viene semejante conocimiento, si no es porque los frecuentaran.

    Aunque achacaban el olor al ambientado del centro, yo sabía que venía de mis ropas.
    Me morí de vergüenza... aunque nadie se dió cuenta.

Y entonces, ¿porque, en su momento lo frecuentaba, y ahora volvía?.
Pues porque era lo que, con diferencia, más me pillaba de paso sin llegar a tener en cuenta ninguna pérdida de tiempo por desplazamiento.
Lo tenía a un par de minutos de donde cada día del mundo pasaba.
Y en el que sin consecuencias oloríficas podía estar no más de media hora, y con reservas, pues también dependía que el día en cuestión no abusaran del ambientador, hasta una hora, hora y media, no más.

Un dejarse perder por un rato por aquellas penumbras no me llegaba a suponer una gran alteracion en mis rutinas diarias.
Y si coincidía con algún habitual, o un desconocido joven o mediana edad, que se aviniera un poco a mí, pues me salvaban la tarde.

Ya era mediados de agosto, que como todos los años, suele ser bastante flojo en general ,en mis actividades lúdico-sexuales.
Al igual que el resto del verano, que aunque uno siga trabajando, las demás actividades extralaborales cambian de horarios o directamente desaparecen, junto con mis entretiempos, evidentemente.

Aquel día, fue entrar y al poco de comprobar que las jaulas de madera de palets habían desaparecido y que habían dado paso a un pequeño cuarto oscuro hecho de los mismos palets haciendo de pared, con un tabique de madera con dos agujeros a modo de gloryholes  y unos cortinajes en la entrada y salida, en medio del cuarto oscuro grande. Uno cuarto pequeño dentro del otro grande.

Traspasé las gruesas cortinas, que un tipo más bien tirando a joven, en un plis plas se me arrodilló y comenzó una larga y profunda mamada, y mientras que yo quedaba un tanto traspuesto y trasladado al séptimo cielo, un tipo un poco más mayor, en un visto y no visto, tras una palpación de nalgas, y preparación adecuada, me hendía su cipote en mi sorprendido, y no por ello desagradecido, culo.

Todo en menos de media hora.
Por eso había vuelto.


Comentarios

  1. El hecho de volver también creo yo que se debe a ese cariño emocional que tenemos con lugares donde pasamos buenos momentos, que siempre deseamos recrear y que vuelvan a ocurrir iguales o mejores. Que pase o no ya es otro cantar. De todas formas, este fue el lugar que nos contaste que cerró, ¿verdad?

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Si, si.
      Cerró el 12 de Octubre del pasado año.
      Este y los siguientes post narran los días entre mediados de agosto y el último día que fui.

      Eliminar
    2. Dicen que fué un lugar de moda.Yo como siempre ajeno a todo ello. Tu relato no sé si es nostálgico o un ¡ya era hora que lo cerrasen!
      Lo de la mamada me provoca una "insana"envidia, jejejeje

      Eliminar
    3. Que ya fuera hora que lo cerrasen!, no, para nada.
      Yo si en un local no estoy cómodo, no me gusta o lo que sea, me basta con no ir, ya que para otros si que es su espacio.
      A veces su único espacio, como es el caso, pues muchos han quedado lo que se podría decir como huérfanos, ya que no hay alternativa parecida ni que de lejos se le parezca.
      Por horarios, las saunas tal vez, pero la queja que no va suele tener, a veces, muchas infundadas reticencias a ir y no siempre puede por motivos de vergüenza a 'desnudarse' o motivos de salud. Disco y pubs son de horarios imposibles, y por estética, alguna zona de cruising de algun sexshop.

      Nostalgia... sólo un poco, en tanto que me era un sitio muy recurrente y fácil.

      Eliminar
  2. Buenas perro, como me recuerda tu relato a otras experiencias, cuando vas a un local que hacia tiempo que no ibas. Tiene ese aire de nostalgia. Me alegro que tu caso te dejase a ti y al otro tío un buen sabor de boca...

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Si, me sorprendió que el regreso fuera tan bien.
      Por eso a la semana siguiente repetí, pero eso lo explicaré en el siguiente post que fue mejor si cabe ;-)

      Eliminar

Publicar un comentario

Entradas populares