El rayo follador




A pesar del vapor de la sauna, ese día no excesivamente concentrado, se dejaba ver bien aquella morcillona polla de piel oscura que, adornada a su alrededor con un brillante cockring plateado, resaltaba lo suficiente como para ser foco de mi atención.
Bueno, también su entorno, ya pertenecía a un tío joven, delgado, de piel blanquita
.
El chaval lucía sentado en el banco superior de obra, con el paño sobre las piernas, en disposición cómoda de tapar sus nobles partes si así lo requiriera la ocasión.
Y así lo hacía cuando alguien con supuestas intenciones libidinosas se le acercaba.
A la que se alejaba el susodicho en cuestión, y por ende quedaba claro que lo rechazaba, se volvía a destapar.

Yo observaba.
Prefería mirar discretamente la escena, a meterme en ella y ser rechazado.
Además no quedaba claro si realmente quería algo, aparte de tomar una sauna, porque no daba pie a nadie.

Aquella tarde había, para mi grata sorpresa, un público bastante variado, según fui comprobando entre paseo arriba, paseo abajo, después de vaporizarme nada más entrar.

No ya sólo variado, sino interesantes.
Pero parecía ser yo el contrapunto al joven que no quería nada y rechazaba a sus pretendientes. Yo, que si quería algo, parecía invisible a ojos ajenos.

Sentí envidia de como se estaba follando un tío a otro en el cuarto oscuro que había junto al minicine.
Siempre la noto, a decir verdad, en mayor o menor medida.

Me tumbé un rato en una de las hamacas para ver un rato el vídeo porno, y de paso, a ver si me entonaba.
Pero el momento no acabó de resultar provechoso, ya que en la banco de obra se sentaron dos de los tipos que menos me atraían de aquella tarde, esperando alguna seña por mi parte para acabar de acercarse.

Necesitaba una polla dura, o cuanto menos, bien morcillona que mamar, o unos buenos pezones bien definidos que lamer y mordisquear, o un poco de guarreo variado con algo de caña, o ya puestos un poco de folleteo.

Y lo que, por su apariencia no ya muy madura sino senil , me trasmitían aquellos dos tipos eran la antítesis a mis anhelos.

Así que no quise dar signos equívocos de interés y me fui a dar un garbeo.

Fue cuando vi apoyado en la pared más iluminada del cuarto oscuro colindante, al tío joven de polla oscura siendo manoseado por tres tíos.

  - Anda!, pues igual no es tan inaccesible- pensé para mis adentros.

Le toqué con dos dedos el pezón, suavemente con una ligera presión, no fuera a agobiarse con tanta mano deseosa de su cuerpo, y vi que no lo rechazaba, así que me animé a lamérselo, respondiendo él con la misma actitud de aceptación.

El siguiente paso, como podréis adivinar fue dar un uso más adecuado a aquel pollón, que si bien recibia caricias y magreos de varios pares de manos, tal vez necesitara un poco de húmeda calidez y estimulación oral, así que me agaché a mamarla, y a ver que pasaba.

Y lo que pasó fue que enseguida sus manos reposaron en mi cabeza, comenzando a marcar el ritmo de la mamada.

Fue cosa de apenas unos minutos que me cogiéndome del brazo, me hizo levantar, y saliendo del cuartito me indicó de seguirle.

Piernas para que os quiero.
No tuve que pensar, que marcharon solas detrás del muchachote.
Se dirigió al cuarto del sling, donde se paró unos instantes antes de entrar para comprobar si le seguía.

Entré y cerró la puerta.
Por lo visto no quería más compañía.

Me agaché sin demora a continuar la mamada interrumpida por el traslado, pero fue cosa de segundos que me hiciera levantar de nuevo, me diera la vuelta y fuera el que se pusiera en cuclillas para lamerme el ojete.

Mientras me quedaba gratamente sorprendido que no fuera tan pasivo, se desenfundó un condón que se colocó con admirable rapidez.

  - Súbete a la cama - dijo
  - ¿Al sling?- pregunté señalándolo
  - No, que está muy alto - contestó, mientras pensaba yo lo mismo si el que tuviera que follar fuese yo.

Me subí y dispuse bocarriba, postura que corrigió ladeándome un poco.
Y con un poco de lubricante me la metió con increíble rapidez y cero resistencia.

Por lo visto, aún tenía el culo bien dilatado de la interminable follada* de hacía unos pocos días.

El polvazo que me metió fue como una descarga eléctrica, rápido, vital y enérgico, como la del conejo con pilas duracell recién puestas.
Y se corrió a la misma velocidad.
Debía de andar muy caliente.

Mientras la sacaba, con el preservativo bien cargado de leche, me ayudó a correrme encima mío.
Muy amable por su parte, cuando en muchas ocasiones, a la que uno se corre, se va.

  -Ufff...,"grasias"- me dijo sonriendo, entre lo que entreví cierto deje argentino.

Y se fue corriendo.

Despacio, como quien saborea un polo cremoso, me limpié la lechada que se esparcía por mi barriga y pecho, y fui a ducharme.

Al salir, me tomé un café descafeinado y seguí con mis quehaceres de aquella tarde.


---


 * La interminable follada hace referencia a una larguísima enculada que gocé apenas una semana antes de esta historia.
Entre el penúltimo post publicado, Los últimos días del Arenas (III) y este, hay un lapso temporal de unas dos semanas, entre las cuales sucedieron unas cuantas historias que aún permanecen todas en borrador, hasta que las publique secuencialmente de una tirada.
A veces me permito romper el orden cronológico de los relatos, algunas para recuperar post pendientes no publicados (lo habitual), para contar algún affaire muy reciente (pocas veces), o como es el caso, no romper la unidad de los 9-10 post que componen esos días.





Comentarios

  1. Me hacen gracia esos tíos que follan como conejos, como si llevaran años sin follar y tuvieran tantas ganas que no pueden bajar el ritmo. A veces están bien esas folladas tan enérgicas, pero sin duda me quedo con el detalle de que ayudara a que te corrieras. En estos mundos donde impera el egoísmo de "yo quiero correrme y al otro que le den", ya quedan pocos que se preocupen por uno después de haberse corrido. Y te lo dice alguien para quien correrse no es lo primordial, pero son detalles que molan ;)

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    1. Estoy plenamente de acuerdo contigo ;-)

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    2. Desde luego, es un detallazo por su parte. Muestra de que para el no eras solamente un objeto para pasárselo bien, sino alguien con quien interactúaba.

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    3. Si, a veces eso ocurre de tanto en tanto ;-)

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    4. Marcos L. : yo follo como los conejos y follo con bastante asiduidad.Me gusta dar caña como una metralleta y son varios los pasivos que saben de mi "estilo" y me esperan en la pila d la sauna de vapor.(camuflage)

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  2. Es una gozada leer tus historias y esta más cuando la lees a las seis de la mañana,despierto con un buen calentón.El resultado ya lo figuras Perrete.
    Leer tus experiencias en la Sauna está haciendo que repare la imagen que de ella tengo producto de una lamentable primera vez.
    Como el lector que también ha dejado su comentario me ha llamado la atención que pensase en tí después de que el muchacho se corriera. Pues siendo como soy pasivo a veces me ha pasado que me follan se corren y me dejan tirado con las ganas de correrme yo también.
    Un dia iré a una Sauna a ver que tal ya que de la primera vez a esta habrán pasado 19 años.
    Sigue escribiendo tus historias Perrete que son muy buenas e ilustrativas.
    Un abrazo.

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    1. Gracia a tí, amigo, por leer y ser tan entusiasta ;-)

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  3. Eres un cabrón ¿lo sabes no?. Estaba yo tan tranquilito aquí, echando un vistazo a los blogs, y entre el otro relato tuyo y este, me han dado unas ganas terribles de ir a una sauna. Estaría muy bien encontrarte allí, entre el vapor.

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    1. Cabrón, yo? Pobrecito de mí, jejeje... ;-)
      Vaya, visite y luego nos lo cuenta. Aunque la posibilidad de encontrarme allí es sumamente remota.
      Las saunas de Madrid no me pillan de paso, si bien he conocido alguna que he estado por allí.

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