El último día en el Arenas (2ª parte)

...

...
Aquella segunda mamada, no por más breve había sido menos intensa.
E igual que la anterior vez, se levantó y marchó a descansar.
Apenas unos minutos más tarde, saliendo de cuarto oscuro hacia el cine me lo encontré de nuevo de frente.
Como despedida por un resorte, mi mano fue directamente a su paquete, quedándome gratamente sorprendido con lo que me encontré.
Y para las mentes calenturientas, entre las que me incluiría si no fuera yo el que escribiera, debo aclarar que no fue una grande y hermosa polla lo que encontré, sino un cinturón de castidad aprisionando una inalcanzable y enigmática verga, de tamaño y forma desconocida.
Eso desbocó mi imaginación y morbo. Se la habría colocado el mismo como medio de controlar sus erecciones? O para evitar tocarse o que le tocaran ? Lo hacía para concentrarse mejor en sus mamadas? O se lo habia colocado un novio celoso ? O había sido por voluntad de un Amo ? Estaba allí con su consentimiento o se trataba de una furtiva escapada para saciar su voraz apetito de polla?
Pero sólo de todas las preguntas posibles sólo le hice una: Es lo que me pienso?.
Y asintiendo me siguió hasta el fondo del cuarto donde comenzó la tercera y última parte de la extraordinaria mamada con que aquella tarde me estaba obsequiando.
Un buen rato después entre mamada y pajeo, le medió gemí: Otro día te follo, palabra.
Y lo dejamos porque tampoco puedo correrme, -continúe.
Tenía la polla a reventar y el grado de excitación era máximo, pero no podía descargar.
Algunos lo consideran una bendición. Pero yo no tanto. Casi siempre puedo controlar mi corrida hasta cuando quiero, pero a veces, cuando llega el punto de querer hacerlo, no puedo.
Supongo que de alguna manera inconsciente vence mi deseo de querer más y más placer al del sentido común de descarga y descansa que ya has tenido bastante.
Es un punto en que es tanto el control que tengo, que sólo si me lo quitan, descargo. Y ese extremo pocas veces ocurre.
Y ahora que reflexiono sobre ello, tal vez eso sea uno de los motivos por los que tan bien me siento a los pies de un Amo, cuando es él quien administra a su antojo las dosis de placer que desean para mí.
Cuando puedo tocarme o correrme.
Como nota curiosa debo decir que al Amo que actualmente sirvo no me deja ni lo uno ni lo otro.

Aquella tarde no dió más de sí.

--- x ---

Hola guapo!... me saludó en la calle un cara conocida mientras entraba al Cine.
Y lo llamo así porque creo que nunca ha habido nada entre los dos, de hecho, ni un saludo hasta ese momento.
Un saludo se corresponde, y un piropo se agradece (aunque sea mentira, jejeje) pero no me sentó muy bien que fuera del cine alguien me reconociera y saludara. Por simple y pura discreción. En ese momento iba sólo, e iba donde iba, pero podía darse el caso que no hubiera sido así. Y no me gusta tener que buscar excusas ni dar explicaciones a nadie.
Por eso no suelo hablar con nadie en estos sitios de encuentros “clandestinos” más allá de lo prudente o necesario. Ni pregunto ni contestó más allá de lo cortés.
Evidentemente hay excepciones... pero pocas.
No busco relaciones de amigos para salir de copas, ni novios, sino sólo experiencias con sexo y morbo con gente que busque lo mismo, sin compromisos y fuera de los locales, con absoluta discrección.

Entré, pues, con la mosca en la oreja, y del mismo modo que el día anterior no tarde nada en encontrarme que alguien me mamaba.
Algo breve, sin más historia que la de un chaval  negro mostraba cierto interés en mí, arrambándose por detrás, pero no dejándo tocar por nadie, e incluso por mí, con reservas.
Mostraba toda la intención de querer follarme pero le dejé claro que sin condón no lo hiciera.
Insistía. Pero yo no cedía..
Por una vez que un tío negro, joven y guapo mostraba interés por mí, yo me resistía.
No me sentía cómodo y me marché a otro lugar del cine.
Después de un buen rato de deambular, en la zona de los apartaderos de palets, un tío más entrando en años de lo que me puede gustar dió con mis pezones, mi punto débil.
Intenté rechazarlo porque no quería pasar a mayores, pero me insistió en que no queria nada más. Asi que cedí, pues, al fin y al cabo, me gustaba como me los tocaba.
Al poco había un corrillo de tíos alrededor nuestro, pero el centro de atención no estaba exactamente en nosotros dos y en lo que hacíamos, sino que estaba justo detrás mío.
Nuevamente tenía al chaval sobándome, bajándome los pantalones y metiéndo su prominente rabo entre mis piernas, e insistiendo en que fuera con él al labavo.
Vente, va !...Porqué no..? Va..., no paraba de decir, y emitiéndose constantes chasquidos ante mis negativas.
La verdad es que me moría por escuchar un: "vale, te follo con preservativo", pues montármelo con un negro es una de mis fantasías no realizadas.
Pero no había manera. Su vocabulario era limitado y parecía desconocer el significado de las palabras "no" y "´condón".
Volví a cansarme de la situación y conseguí de nuevo escabullirme.

Pero hubo una tercera vez.
Esta me pilló al final del cuarto oscuro grande y llegó a darme de mamar, tal vez esperando que si probaba de su fruto prohibido quedaría prendado y rendido a sus exóticos encantos.
Me acordé que unos meses atrás, en plena mamada, me preguntaron si alguna vez se la había chupado a un negro.
Entonces mi respuesta fue negativa, pero ahora ya no podría decir lo mismo.
Y volvió a insistir, y volví a resistir.
Y esta vez, fue el quién se marchó, refunfuñando.
Al final, qué?,- me preguntó uno que estaba por allí.
Nada, tío,- le contesté- ninguno de los dos hemos cedido.
Te hubiera cobrado una vez en el lavabo, es un chapero,- dijo,
No sé porque pero no me sorprendió.
Al salir del cine, mientras recogía la chaqueta en guardarropía, un tío se despedía de mí con un guiño de ojo, media sonrisa y leve alzamiento de cabeza.
Era el de la primera y única mamada de aquella tarde.
Entré mosqueado, me estuvieron mosqueando toda la tarde y salí mosqueado.
Demasiadas moscas trás la oreja en un sólo día.

Salí convencido que aquel sería el último día en el Arenas.
Al menos, por unos meses.

O semanas.

O días...






Comentarios

  1. chico no sé como encuentras estos tipos las veces que he ido al Arenas solamente he encontrado gente muy mayor muy pasada de vueltas o chaperos.

    ResponderEliminar
  2. A veces cuesta mucho, y muchas veces no consigo lo que quiero. En fin...

    ResponderEliminar
  3. Posiblemente con el tío que nos vemos de vez en cuándo sí me voy a tomar unas cañas, o salimos a follar x ahí juntos, o le tengo cómo un "semi-colega", pero por los demás prefiero hacer cómo tú: Por la calle no quiero que me saluden ni nada, todos tenemos una vida privada.

    Y sí, cuándo nos vemos y follamos pues ahí se disfruta de momentos de vicio, pero prefiero también por la calle pasar inadvertido, ya luego cuándo follamos nos saludamos, no?

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Si, si... yo en eso sigo igual, con el mismo comportamiento.

      Eliminar
    2. Creo q es lo mejor, separar tu vida privada de tu vida sexual.

      Eliminar

Publicar un comentario

Entradas populares