Encuentros, desencuentros y carambolas.




Este último mes de diciembre resultó extraño y curioso, en relación a mis historias de la penumbras, básicamente por dos motivos.

Primero porque solo visité una vez la sauna Condal, por lo que contaba en el post "Saunas de diciembre ( El doble polvo ), cuando normalmente es ya un clásico de cada año que un par o tres de veces a mediodía. Cuando las pocas veces que voy durante el resto del año suele ser por la tarde de algún día laboral, saliendo de trabajar.

Y la otra, fue la conjunción en muy pocos días de peticiones de encuentros y reencuentros.

El primero fue con el protagonista de "sexo en el parking" (I y II)  , publicado a principios de noviembre.
Este hecho no fue del todo casual, ya que previamente a la publicación del post, le escribí anunciándole que por fín, después de dos largos años, lo iba a publicar.
Aunque como seguidor del blog en algún momento lo hubiera visto, me parecía que lo correcto era avisarle, a pesar de estar al tanto que desde el primer día sabía que algún día ocurriria.

  Que el chico del parking, llamémosle Joan por ponerle nombre, se hubiera puesto en contacto conmigo noe era extraño, ya que días antes había sido yo el que le había enviado la versión definitiva de nuestro breve encuentro en el aparcamiento de coches, avisándole que por fin lo iba a publicar, aunque como seguidor del blog, en algún momento lo hubiera visto, me parecía que lo correcto era tal proceder.

Habían pasado dos años largos de aquella aventura, que aún habiéndola escrito la mitad al día siguiente que ocurriera, la otra mitad se había quedado en borrador olvidada en el tintero.

En principio había una causa, y esta era que iba ser publicada las dos versiones posibles de la historia, la mía y la de "Joan", pero al final no pudo ser.

Así que, cuando me puse, la acabé.

No tardó nada en contestar y en proponerme una nueva morbosa aventura, a la que accedí gustoso, y de la cual me describió un esbozo y algún pequeño detalle, para ir haciendo boca, pero lo que fuera a ocurrir finalmente no lo sabría hasta el mismo momento de la acción.

Así quedamos, en hora y lugar, un día por la mañana a finales de diciembre, que me iba a coger libre del trabajo, por aquello de apurar los últimos días que a uno corresponden.

Por aquellos días, para gran sorpresa mía, recibí también noticias de Bilbo, un habitual del cine Arenas, que se identificó completamente en uno de mis post, y luego confirmó en otros varios.
Para los detalles os remito al post "Persecución (La continuación)".

Y para casualidades de la vida, Julio, un muy apreciado feisamigo de Madrid, iba a pasar unos días en Barcelona y quería, para alegría mía, quedar siquiera a tomar un café o unas cervezas, sabido de mi escaso tiempo disponible, y de paso conocerme.

Le propuse quedar para comer, el mismo día que había quedado con "Joan", justo después del encuentro y a cinco minutos apenas de mi cita.

Pero precisamente el día anterior de la cita, recibí por la mañana, un email de "Joan" anulando la cita, ya que estaba teniendo un grave problema de salud, emplazándolo para más adelante, si aún estaba yo dispuesto.

Mi gozo en un pozo, como se dice.
Tendría que reestructurar mis planes para por la mañana de ese día, y esperar a saber cuanto para la fallida aventura, una vez se hubiera recuperado del todo.

Pero quiso la tremenda casualidad, que esa misma noche, la del día anterior a la cita, en una hora imposible para sus horarios, "Santi", uno de mis primeros feisamigos y lector fiel del blog, se conectó  al messenger para comentarme que, al día siguiente por la mañana, muy posiblemente se iba a pasar por el Boyberry.
Convencido estaba él que le iba a decir, como siempre, que por las mañanas me era imposible, pero lo que son las cosas, que no sólo aquella mañana la había cogido de fiesta, sino que, a causa de fallar el plan de "Joan", iba a poder quedar con él, después de tres años largos de contacto.

A saber, "Santi" es un tío muy majo de las afueras de Barcelona, que desde el primer día conectamos mucho, tanto que durante meses nos estábamos largo rato por las mañanas antes de salir para nuestros respectivos trabajos, charlando y charlando.... sobre todo él,  jejeje
Luego las cosas se complicaronn, y la comunicación disminuyó considerablemente, hasta el punto de ser ocasional, pero que cuando ocurre, nos volvemos a poner rápidamente al día.

Cuando digo que es majo, no lo digo en el sentido físico, ya que desconozco absolutamente cualquier rasgo que lo pueda definir. Solo sé su edad.
Muy celoso de su intimidad, jamás lo he visto ni en foto. Al revés, sí.

El caso es que, a la supuesta hora convenida, allí estaba yo, deambulando en el Boyberry, por la mañana de un día de finales de diciembre.
Poca gente había, y ninguna me parecía que pudiera ser él, tanto por sus aspectos, algunos por demasiado jóvenes, otro por demasiado mayor, otro era latino, y el único que por edad podría parecer ser, era demasiado altivo y estirado.
Era de suponer que, si apareciera, y puesto que sabía como era yo, se mostrara familiar--- no arrogante.

Pero llegó la hora y no apareció.
Al día siguiente supe el porqué, y uno de los motivos es que no fui explicito en que yo acudiría, pues le dije, que casi seguro iría, pero que no se lo podía asegurar al 100%.
Supongo que lo dije tal cual salvaguardándome de algún imprevisto, dando a entender que, de ocurrir, le avisaría.
Pero no lo entendió así, pues de hecho fue a él al que le ocurrió un imprevisto y no avisó pensando que yo no iría.
En fin, una oportunidad de oro perdida por no haberse uno, mejor dicho, dos, entendido.

Cabe decir que no hice nada en el Boyberry.
Y nada quiere decir exactamente eso.

Salí bastante frustrado en tanto que, las dos citas previstas para aquel día, a aquella hora, se fueron al agua.

Pero suerte que, junto a la escultura de Miró "Dona i ocell" y a la hora convenida, allí estaba Julio, con su novio ( también feisamigo ), curioso también de conocerme.

Y nos fuimos, Julio y yo, contentos de conocernos a comer tan ricamente, y a charlar extensamente, a un local donde había habido meses atrás algún que otro encuentro de café y charla con otros feisamigos.

Y así acabo el año.
Con una sabrosa comida... diferente a las que normalmente cuento en el blog ;-)




Comentarios

  1. Perrete me suena mucho lo que escribes. No porque en el relato aparezco yo,mmmm que pretencioso por mi parte!Yo tengo el honor de haber compartido café y conversación contigo,mi Feisamigo.
    Hay días como el que describes que uno lo tiene todo organizado y un clic "todooo" se desbarata. Pero el tuyo se arregló bien al final por conociste a un Feisamigo y compartiste una estupenda comida.
    Te debo una cita, y la haremos!!

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    1. Tengo la suerte que estas cosas ya no me enfadan, cosa que no quite que me molesten, claro, pero en estos dos casos no hubo ninguna intencionalidad de dejarme plantado. Fueron imprevistos o malentendidos.
      Si, si... me la debes ;-)

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  2. Super a favor de los Feisbukamigos y de Los Rabotecarios en particular!

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  3. me apetece mucho ir un dia a bcn a conocerte de verdad

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  4. Eres todo un caballero. Me parece un detallazo el echo de que envies un mensaje con el articulo a los que participan en el antes de publicarlo, para que sean los primeros en leerlo. Es como si preparas un plato y le sirves primero.

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  5. Bueno, es pura cortesía.
    Me pareció que era lo correcto ya que fue él quién lo planeó todo, aparte que había leído la primera parte, pero faltaba la segunda, y a más a más estaba la cuestión discreción, así que mejor que le diera el un repaso por si me había descuidado en algo comprometido.

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