Bukkake inesperado, o casi.




Empezar con una deliciosa polla, de tamaño medio, gordita pero sabrosa en el cuarto de vapor en plan suave, tranquilo, relajado, acogedor y sin malos rollos no tiene precio.
Sobretodo después de las minivacaciones de sauna que me habia tomado, sustituyendo esta por varias visitas a otros locales, como el sexshop Zeus, la sauna Condal o el Erotixx.
Tocaba volver y resultó un comienzo muy agradable.
La comida, que estaba resultando exquisita, se aderezó con algún tímido tocamiento de terceros, que ni de lejos se preveía que pudiera derivar en presunto folleteo.
En esa placidez, me senté en el banco de obra, y continué con la mamada hasta que el buen hombre se corrió sobre mi barba.
Una corrida no muy abundante, todo hay que decirlo, pero en suficiente cantidad como para percibir ese tacto cremoso sobre la piel.

Al cambiarme de sala, opté por ir directamente a la Big Sex Room.
No me apetecía ponerme a dar vueltas y vueltas. Estaba tranquilo y relajado, y no deseaba alterarme demasiado.
No había mucha gente y muy poca acción, apenas la de un par de tíos.
Por aquello de no molestar, me tumbé boca arriba, en la gran cama en el lado opuesto donde dos osos grandotes se estaban merendando.
O más bien, el uno tumbado le devoraba el culo al que tenía casi sentado encima suyo.

Y por suerte no tardó un morlaco de pollón tremendo, que se acercó hacia donde tenía posicionada la cabeza, para comenzar de pie a follarme la boca durante mucho, mucho rato.
El par de cojones, a juego con el cipotón, rebotaban rítmicamente sobre mis ojos al son de cada mete y saca.
En una de las pausas, en las que simplemente reclinándose encima mío se dejaba mamar, y los huevos se mantenían relajados, vi como por detrás se acercaba otro tipo, aparentemente con intención de follar a la bestia.
Pero nada más lejos de la realidad, ya que lo que pretendía era darme también de mamar desde tan forzada posición, cosa que por un breve momento pude hacer al estirar y tirar aún más para atrás la nuca, desatendiendo con ello al muchachote que aún tenía encima.
Pero tuvo que desistir de su empeño, cuando este recuperó la compostura y se irguió de nuevo.

De tanto en tanto, podía ver como uno, que a la par que me toquetea los pezones, si iba pajeando.
Y de tanto darle al manubrio acabó echando una buena lechada que se desparramó sobre mi cuello.
El morlaco, excitado como estaba dándole a la zambomba, y al ver el surtidor chorreante del otro, entre sonoros jadeos se corrió abundante e intensamente sobre mi pecho.
Segundos después era yo el que se vaciaba también en la misma abundancia, pringándome hasta las cejas.
Obviamente es un decir, pero no se alejaba mucho de la realidad.

Una cuarta corrida, más discreta, cayó en una de mis piernas, si bien no pude comprobar de quien era, pues seguía con la mole de carne sobre mí, impidiéndome la visión.

Cuando salió de encima, tras escurrirse bien las últtimas gotas del cipote, ví como quedaban aún tres tíos a mi lado, haciendo sus manualidades.
Tal vez la minicorrida última fuera de uno de ellos, pero no me quedé a comprobar, ya que no estaba más por la labor.
Alguno pretendió algo mientras me peleaba con el amasijo de toalla y paño que tenía, intentando secarme un poco, taparme para irme y buscando las zapatillas.

Por dentro me había  quedado absolutamente seco de la corrida.
Por fuera estaba bien pringado de las cuatro lechadas.

Dicen que la leche de burra y camella rejuvenece la piel.
A ver si la de macho humano también.

Al menos aquel día resultó ser... la leche :-)


Comentarios

  1. Sensacional cúmulo de sensaciones, valga la redundancia.

    Me ha resultado tan morbosa la escena, que me planteo si yo en tu lugar hubiera igualmente decidido acabar o hubiera animado a los que quedaban a completar también su faena sobre mí, ya puestos. Supongo que depende del feeling de cada uno en cada momento, pero el no haber participado nunca pasivamente en algo así le hace a uno fantasear por encima de sus posibilidades.

    En todo caso, estoy seguro de que saliste rejuvenecido ¡enhorabuena!

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    1. Si, ya puestos me podría haber quedado un rato más tumbado.
      Si ya resulta relativamente díficil recibir más de una corrida consecutiva, rebicir cuatro y esperar siete hubiera sido ya una locura, jajaja...
      No, ya estuvo bien así.
      A ver en la próxima ocasión parecida que ocurre.

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  2. Tienes barba, Perrete!! Un detalle revelador.

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    1. Si, en aquellos días de finales de barba llevaba barba :-)

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  3. Buahhhh que fiestón te diste Perrete!! Y cuanta leche derramada!!Bravo por ti Perrete.
    Un abrazo

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    1. No desperdiciada y bien derramada.
      Eso de correrse y que caiga toda la leche al suelo debería ser declarado inconstitucional !!!

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  4. Felicidades por esas cuatro corridas como sabes no es fácil. Yo hubiese echo que luchases por esa quinta, aunque supusiese un pequeño esfuerzo para ti. Genial relato!

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    1. Esa es la desventaja de no tener Amo.
      Recibir ese aliento y ese empuje que le falta a uno cuando cree no poder más, no querer más o en definitiva satisfacer únicamente su propio ego, quedarse en un zona de confort sin superar sus límites, o al menos intentarlo.

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  5. Felicidades por tan memorable momento y gracias por compartirlo, puestos a poner peros habría sido mas cerdo recibir las lechadas en la cara, yo siempre lo procuro y luego orgulloso hago el paseo hasta las duchas las miradas lascivas que te lanzan no tienen precio.

    Un lefadicto

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    1. También hubiera preferido las lechadas en la cara, pero no puede ser todo perfecto, jajaja ;-)
      Lo del paseo con ellas hasta la ducha creo que ya no lo haría porque soy bastante vergonzoso.
      Muchss gracias por comentar, lefadicto

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  6. No participo però té Léo,animo.

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