Parada de pasivos - (PS-6 x 01)

 


Allí estaba de nuevo. Igual que tal día hacía un año

Bueno, exactamente el mismo día no, pero sí en tanto que miércoles y día del cliente en el Apolo Sauna Cabaret

Reconozco que no fui nada original en empezar esta nueva putisemana, ni siquiera en el hecho que, previamente había pasado por el sex shop Cupido a hacer acopio de lubricante y condones, y de paso darme una vuelta por su zona de cruising.

Esto último si fue nuevo.
El hacer un poco de tiempo previo a la apertura de la sauna.

Aunque para ser sincero fue un tanto tiempo perdido.
Fue uno de los días, en los que habiendo un poco de gente en el sex shop, fue bastante aburrido.

No me preocupó en exceso en tanto que ni lo había previsto y que, para hacer cosillas aquella tarde, mi objetivo estaba en la sauna.

La gente del local no me motivaba en absoluto.
Casi siempre ocurre que, entre los presentes del local y momento, hay quién por lo que sea llama más a uno la atención, y luego, dentro de ese grupo puede incluso que haya alguno con el que, ya puestos, uno haría algo entretenido.

Pero los concurrentes eran muy poco diferenciables en su aspecto y en su actitud.

Que si el tipo de camiseta a rayas, el de camiseta verde, el de camisa negra o el búlgaro que, seguramente no lo era pero es lo que me decía mi imaginación.
Todos en la típica actitud de hetero pasivos, esperando que uno le meta mano, le saque la polla, se la mame, todo sin mover ni un sólo dedo ni pestañear. Estos que se hacen llamar activos, pero que ni tocan ni maman. 

Un aburrimiento, vaya. 
Pero como decía antes, tampoco me afectó especialmente, pues no tenía previsto entrar en la zona de cruising y no tenía expectativa alguna.

Pero me sirvió para descubrir que habían cambiado la decoración de la zona de cabinas, ahora parecía los pasillos de los calabozos de un castillo.
No estaba mal.

Evidentemente no me quedé mucho rato.

Cuando salí, pillé el autobús que me dejaba casi enfrente de la sauna.

Esta fue una pequeña variación respecto al año anterior, que me recorrí a pie la tórrida avenida hasta llegar al que era mi verdadero destino de la tarde.

(continuará)



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