Roces y las primeras mamadas de la noche (Free Eagle y Men's Bar).




No sé si resultaba demasiado aventurado que, unos deliciosos pennes al mare e monti, acompañados con una jarra de cerveza en el pequeño restaurante italiano, unos interesantes videos musicales de pop francés en el FreeEagle y sentir mis nuevos jockstraps bajo los pantalones, fuera a presagiar el disfrute de una estupenda noche.

Cuanto menos, ambos locales estaba abiertos, cosa que por estas mismas fechas, el año anterior no lo estaban.
Que en el italiano hubiera poca gente ya me parecía bien, pero no tanto en el bar.
Si apenas eramos dos personas arriba ¿Cuantos habrían abajo?.
No tarde en averiguarlo cuando comencé a bajar por las escaleras.
Se oían dos voces, y una, subiendo las escaleras, ya se iba.

Me pillaron las manos que en la penumbra aún quedaban, que directas, fueron a tocar pecho y palpar paquete.
Tenían ventaja. Ellas, acostumbradas a la sombra desde a saber cuanto rato, veían . Yo, todavía no.

-¿Que te gusta? - no tardó en preguntarme.
Decirle que lo que me gusta es casi todo resultaba igual de impreciso que decirle algo concreto que me gustara. Siempre había excepciones y muchos matices.
- Depende - le contesté - De momento va bien.
Segundos más tarde se agachó para mamar un poquillo, lo suficiente como para comprobar sabor y textura, y al incorporarse me sugirió ir al baño.
- ¿Al baño?,¿Para qué coño ir al baño si aquí ya estamos solo?- pensé.

Se me antojó que la siguiente pregunta sería ¿quieres follarme? y visualicé la escena.
No me apetecía empezar la noche como activo. Si tenía que llegar el día y el momento, ya me lo pensaría, pero no como primera acción del primer roce de la primera noche.
Lo dejamos, me subí a la zona del bar, apuré la cerveza y minutos más tarde me iba al Men's Bar.

Un RedBull, 4 euros, y apenas media docena de personas en el bar.

En mi primera bajada a la zona de cruising comprobé que había más o menos la misma cantidad de gente.
Muchos pasos perdidos, cuerpos que se atraían lentamente para salir pronto repelidos en sentido contrario, cuando el roce, supuestamente, estaba a punto de suceder. Como bolas de billar en lentas carambolas.

Unos gruñidos, unas arcadas y de un rincón oscuro un tipo joven que salió a paso ligero hacia el lavabo, donde se encerró.
Segundos más tarde, un señor mayor con mayor parsimonia salía del mismo rincón, abrochándose los pantalones y colocándose de nuevo la camisa dentro del pantalón.
Ya me pareció mucho que ocurriera algo, con la poca gente que había.

En la segunda vez que me aventuré a bajar, pronto noté que me siguía un tipo, mayor que yo, y que nada más entrar al cuarto oscuro, aún en zona penumbrosa, me abrazó desde atrás y tocándome los pezones me preguntó: ¿ereh'pañó? ( Eres español ), con un fuerte acento sureño.
Tras un imperceptible momento de duda en qué responder, le conteste que sí, pues tampoco era cuestión de ponerse demasiado tiquismikis.
Me sorprendió la pregunta, porque por la experiencia del año anterior, lo normal, como primera pregunta hubiera sido ¿Tienes poppers?.

- ¿Te guhta shupá poya? - continuó, ya con una pregunta más previsible.
- Pues...depende - le contesté-
- ¿De que depende?, preguntó extrañado.
- Pues de la polla, básicamente -le respondí riéndome.
- Pues vente conmigo que esta te gustará.

Y ni corto ni perezoso me cogió del brazo y me hizo seguirle a una de las cabinas, donde una vez allí se apresuró a bajarse los pantalones y a enseñarmela.
-¿Que te parece?.

No era un pollón, pero era una polla mediana, bien definida y bonita de ver, ciertamente, sin ningún rastro de vello alrededor, ni en todo el cuerpo, valga decir.
Se la cogí, me agaché y sin dudarlo, le rendí los honores zampandómela de un bocado.
Bueno... es una manera de hablar.

Estaba bien rica y perfectamente mamable.
Después de un buen rato derramó su leche en el suelo.
Una pena, pero no me dió tiempo de decirle que lo hiciera sobre mi pecho desnudo.

- Qué?, t'ha guhtao?, ¿De donde ereh?, ¿va a'ehtá musho dia por aqui? - preguntó, entre una batería de preguntas.
- Sí, iré saliendo, y ya sabes - añadí guiñándole el ojo - si me ves y tienes ganas de que te la mame, no te cortes, en cualquier sitio. No tengo problema por que me vean.
- Se rió.
- Pueh igual noh vemo !- sentenció - Y así lo haré. No s'encuentran musho tío tan simpático como tú.

Esto último me alegró especialmente.

( Continuará)






Comentarios

  1. Ser optimista y positivo es importante así que miremoslo con esa perspectiva y quedate con el regusto a polla que te dejó el sureño en la boca y esperemos que las cosas mejoren.
    M.I.G.

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    1. Mejoraron... exponencialmente, jeje...
      Pero eso lo cuento en el próximo post ;-)

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  2. ¡Ay, que me muero de ganas de leer lo que sigue! "Segundos más tarde, un señor mayor con mayor parsimonia salía del mismo rincón, abrochándose los pantalones y colocándose de nuevo la camisa dentro del pantalón". ¡Cuantas veces no he visto lo mismo! jejejejej

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    1. A ver si lo consigo acabar.
      El post es un poquillo más largo que este.
      No te adelanto nada ;-)

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