Primera sauna tras el gran confinamiento (2ª parte)


(Continuación)

... Y finalmente, en el cuarto oscuro junto al minicine ocurrió el primer roce después de tantos meses de forzada abstinencia.
Bueno, más que roce, mamada.
Fue a un tipo alto, fornido y el tacto de lo esencial, un poco demasiado bien dotado para mi gusto. Si aquello ya era así en estado flácido, no quería imaginarme cómo estaría cuando le entrara la alegría.
Aunque tampoco era cuestión de ponerse exquisito.

Comencé chupándole los pezones, duros y bien definidos, que era lo que tenía más a la altura de mi boca, sin necesidad de agacharme, ni adoptar posturas forzadas, mientras que con mi mano fui trabajando sobre el paño, el creciente paquete, hasta que le quité la tela de la cintura para poder disfrutar, ya con la boca, de aquel exquisito manjar. 

Disfrutaba sí, pero con temor al punto que me llegaba a asustar por si le diera al machote por querer follarme.
Apenas me entraba en la boca, por lo que descartaba que quisiera entrar por el culo.
De entrar, podría, evidentemente, pero prefería ahorrarme el dolor y el desgarro.

Un tío a nuestro lado parecía querer intervenir, pero no se decidía, contentándose a pajearse junto  a nosotros.
En otras ocasiones me gusta que se decidan y compartir polla, pero esta vez su indecisión me iba bien, ya que temía que al hacerlo compartiéramos también, a través de la saliva, virus del covid. 
Y eso me rayaba bastante.

Acabé cansándome de tanta carne y en el primer intento de dejarlo, no lo conseguí pues el machote me agarró del brazo, impidiendo que me alejara y me amorró de nuevo a su cipote.
Unos minutos más tarde, en el segundo intento, conseguí escaparme.

Di una vuelta por la sauna. Vi a varios de los habituales de la sauna, entre ellos joaquin (El plasta) que cuando le saludé hizo un gesto extraño como si no me conociera, y al inglés.

- ¡Mira!- pensé - cuando vi al que yo siempre identificaba como "El inglés"
- Seguro que, en algún momento se la mamo - como así acabó ocurriendo un poco más tarde.

Antes volví al pequeño cuarto oscuro, asegurándome que ya no estaba el machote pollagigante, no fuera a agarrarme de nuevo y acabar la tarea inacabada de transformarme en machito culorroto.

Un tipo allí, que yacía tumbado boca arriba en la colchoneta se puso a mamarme la polla durante un rato. A veces me dejo.

No obstante, me daba un poco de mal rollo estar allí, pues aunque éramos solo cinco, el cuarto era lo menos ventilado del local. En otras ocasiones, no me importa lo más mínimo, y es más, a veces, cuanto más tíos mejor. Pero no era el caso.

Había por allí un chavalillo, bueno...igual podía tener veintipico años que, mientras hablaba él con terceros me había hecho un repasillo visual. 
Fue mientras yo yacía sobre una de las tumbonas del minicine, junto a uno de los glory hole, que se me acercó.
No había caído en la cuenta que nunca se la había mamado a nadie a través de ellos, así que ese día me tumbé allí con esa intención, finalmente frustrada pues nadie asomó su rabo, ni siquiera el chavalillo en cuestión que se situó a una distancia prudencial delante mío, frente a la pantalla.

Me comenzó a hablar del porque había venido él ese día a la sauna, que no me interesaba especialmente, y a preguntarme por un bono de 103 euros que te daba derecho a no sé cosas varias.
Ahí me perdí un poco, pues ni sabía de lo que me hablaba y lo que decía me parecía entre exagerado y contradictorio, pero yo, educadamente le escuchaba.

Mientras parloteaba iba echando miradas  a mi erecta polla, si bien la situación, el de pie hablando sobre algo tan poco erótico, yo escuchando en pelota picada sobre la tumbona y las "cochinas escenas" que se proyectaban en la pantalla del cine al fondo, no acababan de ser la escena perfecta para mucho romanticismo.

El chavalillo tenia una polla estándar tirando a larga, pero también lucía demasiada mata de pelo alrededor que, personalmente, me daba muy mal rollo al rememorar el "trauma" de la ladilla de año y medio atrás.

Fue cuando comenzó a preguntar por que es lo que me gustaba hacer, se entiende que sexualmente, que entró el Inglés en el minicine, y mientras le decía que mamar pollas y que me follaran, el recién llegado se aproximó, y pasando del joven, directamente sin preguntar, me dió de mamar.

Se inició una rica mamada, con poppers, como era de esperar. El Inglés y su botellita de popper era una pareja inseparable. Siempre que acababa enrollado con él, acabamos en trío... por lo menos.
Mientras, el chavalillo observaba entre sorprendido y alucinado. 

-Ven aquí - me dijo el Inglés, en un momento mientras comenzaba a alejarse alejaba hacia el banco de obra, dejándome con la boca abierta. 

-  Ven y súbete - continuó señalando el lugar donde me quería.
Así lo hice, como otras veces había hecho con él en situaciones anteriores similares con él, y me chupo un ratillo. Luego bajé para seguir mamándole el pollón.

Durante todo el rato el chavalillo lo observaba todo a un palmo de distancia, instándome a que siquiera comiendo y tragarme toda su leche, cosa que bien sabia yo que, eso último, no iba a pasar.
El Inglés nunca se corre.

De hecho, fue el mismo quien me dijo, al poco, de parar.
Hacía poco rato que había llegado a la sauna, cosa cierta, y que no quería correrse ya.
Cosa que también me esperaba.

El Inglés se marchó, y el chavalillo, en cuanto acabó el espectáculo que disfrutaba en primer plano, también.

No hicimos nada, ni siquiera un roce.


(8 de julio de 2020)




 

Comentarios

  1. Claro es que esa primera vez post pandemia, te sabe casi como los primeros momentos de la sexualidad jaja. Me alegro que lo disfrutases.

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    1. No, no... No fue la primera vez postpandemia, sino postprimer confinamiento, en Julio.
      Aunque hice bien poco, si fue como una pequeña liberación.
      No ir porque no tienes tiempo simplemente no quieres es una cosa. No ir porque está todo cerrado y casi no te dejan salir de casa es otras ;-)

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  2. Soy Andrew.

    El segundo párrafo es una joya de la literatura erótica.

    ¡hasta tuve una erección!

    Como siempre un escrito muy ameno.

    Y sí, el mundo posconfinamento es otra cosa.

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    1. Que exagerado, jajaja... pero bueno, la erección no engaña que algo sentiste ;.)
      Gracias por seguir leyendo y comentando
      Un besote

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  3. Que gracioso el chavalillo, ahí, repasando te con los ojos y dándote una conversación de lo menos sugerente posible. Igual le daba vergüenza al chaval.
    Tu, en cambio, de vergüenza bien poca,eh,Perrete... Que bien te lo pasas,bribón. Me alegro que esta vez haya sido más movida.
    Un abrazote,chaval!
    Hotdardo ��

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    1. Yo la vergüenza la dejo en la puerta de la calle, aunque sí suelo ser bastante cortado antes de empezar nada, si es que empiezo, aunque no te lo creas.
      En la segunda salida, un par de meses después, hubo un poco más de salsa, jeje...

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  4. Como siempre, unos relatos muy eróticos, suavemente dosificados para hacer crecer la sensualidad y la erótica del placer. Yo también terminé con una erección. Gracias perro. DDV

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  5. Covid i sexe son enemics. Parlar avans de follar mai a funcionat per mi.

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    1. A mi tampoc em funciona massa.
      Ja m'agobio quan em diuen: A tu que t'agrada?... Pfff... Jajaja ;-)

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  6. ¡Qué buen post!

    Además es interesante el juego que a veces se establece con los habituales. Hay una especie de "hoy sí, mañana no" y sin embargo, están los que se quedan viendo la acción, a veces con ganas de entrar al ruedo, otras veces con tan solo permanecer en la platea.

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    1. Y es como tiene que ser. Que fluya y hacer lo que a uno le apetece. Sin compromisos ni obligaciones. ;-)

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  7. Hecho de menos todos esos momentos de miradas, insinuaciones, roces, excitación sin saber que es lo que pasará al final y que hace que el corazón se ponga a mil. Gracias
    José discreto

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    1. Eso es lo que tiene de emocionante el perreo. Que no sabes que pasará, si es que pasa algo. A veces, ese simple momento de insinuaciones y roces, ya vale la pena, no?
      Gracias por comentar ;-)

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