Tres polvazos en el sling (Última parte)

 

 

... Cuando me bajé del sling y mientras recogía los bártulos, en la entrada del cuarto, un tipo alto, cuarentañero, guapete y de buen cuerpo se magreaba descaradamento el paquete.

Me moló que estuviera ahí provocando. No suele ser muy normal.
Paré de recoger y me quedé mirando. Acerqué la mano a su paquete para comprobar que tenía una polla más bien pequeña.

- ¡Que bien!- pensé- mi culo bien podría resistir todavía con esa medida.

Mientras me subía de nuevo als sling, él cerró la puerta...y sin más demora comenzó a follar.

Este no duró tanto, ni la cuarta parte que los otros. 
Y tampoco resultó nada especial el folleteo en sí. Sólo por ser otro tío buenorro y ser el tercero de la tarde, y sobre el sling, que me folla. 

Cuando acabó y me quedé solo, apenas acompañado por el suave balanceo del columpio.

¿Que tenía yo de especial aquella tarde para que me pasara algo tan inhabitual como un casi polvo en la sala "Lisboa" y tres polvazos de buenos ejemplares de empotradores?
¿O lo especial lo tenía la tarde que coincidieron los tres?.

Son de estos misterios que me sorprenden, pero que no me dejo comer el tarro dándole vueltas. Ocurre y punto. Y si lo que sucede es bueno, mejor. Como fue el caso.

Al tiempo que cavilaba, me percaté, cosa que es también poco frecuente, de la música que esos momentos sonaba y no pude evitar una amplia sonrisa.

"Si. Mi corazón siempre estará
Donde este tu corazón si tu no dejas de luchar
Y nunca pierdas la ilusión

Nunca olvides que al final habrá un lugar para el amor... "

La vida es bella. Que adecuada coincidencia !.

Y más curiosamente, luego me enteraría que esa misma noche en La Paloma, Noa, la cantante israelí estrenaba la versión en catalán de la canción para La Marató de TV3.

Ya os podéis imaginar a mí, patiabierto, trifollado, con cara de perra satisfecha, balanceándome en sling cual Heidi entre las nubes y con esta música de fondo.

--- 

- Ahora si que me voy a tomar una ducha - pensé, cuando acabé de deleitarme con el momento.

Tras la misma, entré y salí varias veces de las saunas.

No había mucho movimiento, si bien era cierto que cada vez iba llegando más gente.

Una de las veces que fuí a la Big Sex Room ( tal como se conocía a la actual Sweet Room ), mientras yo subía por los escalones ví que bajaba mientras me daba un buen repaso, un tío alto, también cuarentón, buenorro y guapete, muy del estilo del anterior que me había follado en el sling, 

Nada más traspasar la cortinilla que separaba las escaleras del cuarto oscuro, vi por el rabillo del ojo como se había dado la vuelta y me seguía.

Me pilló allí mismo, y se me erizaron todos los pelillos cuando comenzó a besuquear suavemente mi nuca.

Desde atrás siguió con caricias en mi peludo pecho, y durante un buen rato nos dedicamos a un erótico baile lento de caricias, respiraciones a piel, mordisquillos y suave pezoneo.

Fue cuando le metí mano a su paquete que palpé una polla que, al tacto, no me gustó nada.De tamaño era estándar, o sea que en ese aspecto bien pues así las prefiero, pero tendía a gordita que, en este caso, no me desagradaba especialmente ya que tenía el culito bien trabajado de las anteriores folladas.
Pero de forma parecía un garfio retorcido, con las que mis ganas de mamar desaparecieron totalmente.
Y yo, sin mamar, no soy nadie.

Debió de leer mis pensamientos porque, al momento, se sentó sobre la cama y fue él quien comenzó a regalarme una suave y dulce mamada.

No lo ví muy claro cuando me invitó a seguir en una cabina, y tan pronto me negué como ipso facto me desdije.

Y fuimos, pero no duramos ni cinco minutos.
El tío se tendió directamente sobre la cama en posición ahí me las den todas.
Con lo que mi destrempe fui inmediato.

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De prólogo, un buen rollete que empezó en la sauna de vapor y siguió en la cabina "Lisboa", tres polvazos en el sling... Bueno, en realidad dos polvazos y uno normal, y un epílogo agradable pero con un final un poco tonto fue lo que dió de aquellas tres horas de tarde que estuve en la sauna.

Bastante más del tiempo que suelo estar, resultó en este caso bien aprovechado.

Me quedé unos veinte minutillos más encerrado en una de las cabinas, donde me puse crema con permetrina antiladillas, a modo preventivo en tanto que no fuera a ser que con tanto roce se me hubiera pegado alguna, ya que como comentaba a principios del relato estaba en uno de esos días muy peludo.

La había comprado antes de entrar en la sauna, y curiosamente, dentro de una de las cabinas me encontré un frasco casi lleno, que fue el que acabé usando.

Me duché y me fui a casa más contento que unas pascuas.

Fin

(14 noviembre 2019 )




Comentarios

  1. Buen y envidiable relato y experiencia.
    Me llama la atencion lo de las ladillas.pensaba que desde las depilaciones eran especie en estincion.?tu crees hay tantas como para prevenirlas como tu?

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    1. Haberlas haylas, si bien depilado o pelo corto es dificil pillarlas, obviamente. Y si no hay roce púbico, menos todavía. Yo he tenido pocas veces, pero cuando he tenido me sacan de quicio porque me vuelve obsesivo y me hace sentir sucio. Solo en ocasiones cuando he tenido "roces" con otros peludos como yo (normalmente mantengo el pelo controlado en la zona genital), me aplico crema, por si acaso se me ha enganchado alguna.

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    2. Ah! Y gracias por comentar ;-)

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  2. Gracias Doc por comentar. Resultan familiares, porque son cotidianas, sencillas sacadas de la experiencia, no de fantasías. Y cuando lo son, lo digo, para no llevar a engaños ;-)

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