El ritual o "Guía para principiantes en la Sauna Nova Bruc" ( 2ªparte ).

(Continuación)

El recorrido por las instalaciones de la sauna se podría considerar circular, con ramificaciones. Lo mismo se puede hacer en un sentido, que en otro, o totalmente aleatorio.
Pero bueno, para uno que no la conozca y se quiera hacer una rápida idea acertada del local, sus dimensiones y diferentes salas lo mejor es hacerlo con un orden.

Y aunque yo me la conozco de sobras, para la primera putivuelta sigo siempre el mismo recorrido aproximadamente con el mismo orden.

De este primer volteo, no sería demasiado correcto llamarle putivuelta, pues la intencionalidad no es la de buscar ya rollete, sino sólo es ver que ambiente hay ese día, el tipo de gente (nuevos, que me suenen, habituales o de los que he tenido roce o historia), para calibrar aproximadamente lo que me puedo esperar de mi estancia.
Ya lo digo aquí que muchas veces fallo, pero otras, me llevo una agradable sorpresa o pequeña decepción al final de la visita.

Así que, continuando, después de ir al lavabo me dirijo por el pasillo al bar, donde en cualquier momento de tu estancia puedes pasar a tomarte un refresco, picar algo, mirar la tele, leer la prensa o charlar amistosamente con alguien. Vaya, lo que en cualquier bar del mundo.
De todos los años que llevo acudiendo a la sauna, aún no creo recordar que me haya parado allí, básicamente por mi poca tendencia natural a socializar y porque siempre he ido con el tiempo justo.

Y pasado este, si no quieres pararte en los lavabos que también dispone el bar, paso a la zona húmeda, la gran sala de la sauna donde, dispuestas a su alrededor, se encuentran las duchas, la sauna seca, la sauna de vapor, el jacuzzi y la piscina, con sus chorros.

Siempre, sí o si, lo primero que hago es ducharme y quitarme cualquier rastro de sudor u olor a desodorantes, y quedarme bien limpito.

A partir de este momento, ya una vez listo del todo es cuando comienza la verdadera inspección.

Primero me meto en la sauna de vapor, y el tiempo que estoy ahí depende tanto de la cantidad de gente que en ese momento haya como de la temperatura a la que esté y del vapor que haya.
En esa primera visita, la gente no es lo primordial, pues al fin y al cabo es una variable muy fluctuante, pero no así el calor y la humedad, que depende de como estén, ya sabré si podré disfrutar del rincón durante mi visita.
Si el calor me resulta insoportable y el vapor es mínimo, poco rato voy a estar. Mucho calor me marea y poco vapor porque se pierde morbo.
Ambos factores son de lenta recuperación, por eso me da idea de si voy a tener tiempo y ganas de pasar y quedarme en las siguientes putivueltas.
En alguna ocasión ocurre que los tres factores: gente, temperatura y vapor son perfectas para mi gusto y, al poco que haya un poco de acción o potencial de acción, me entretengo más de la cuenta en esta primera visita.

En cualquier caso, el siguiente paso es meterme en la sauna seca, donde el proceder es exactamente el mismo: comprobar número de gente y temperatura. De paso, y aprovechando, me seco un poco.
No me suelo entretener aquí más de unos segundos, pues, además y por lo general, la gente es más cortada en hacer algo con otros, ya que la visibilidad es mejor que en la de vapor, si bien, en alguna ocasión se puede disfrutar de alguna buena mamada, ya sea por ver o participar, y toqueteos varios.
Cuando salgo, suelo echar un vistazo de como están de concurridas la piscina y el jacuzzi, pero nunca en esta primera vuelta, me meto en ninguna de ellas.

Con todo, siempre voy contando y sumando la gente que voy viendo.
Tantos en el bar, tantos en la sauna de vapor, tantos aqui, tantos alli, y así me hago una idea que la gente que hay en la sauna cuando entro. Obviamente, solo es una aproximación pues la gente se va moviendo y yo tardo un tiempo en completar la primera vuelta.

En realidad ya es una costumbre que a lo largo de mi estancia, en varias de las putivueltas, vaya contando la gente que hay.
Costumbre un poco tonta ya que, siempre en la hora que frecuento la sauna, desde que entro a la hora que salgo, la concurrencia siempre va en descenso.
Solo tiene algún sentido cuando por algún motivo voy en día u hora inhabitual, que así controlo cuando va en descenso y cuando considero que ya no hay nada que hacer.

Luego, tras atravesar una pequeña salita y un corto pasillo, llego a la sala ( con  sillones, banco y video) y pasillo central donde están a banda y banda las diferentes cabinas llamadas con nombre de conocidas ciudades europeas, y entre las cuales está la cabina del sling. También desde aquí se accede al patio de fumadores, al cual prácticamente nunca me asomo.
Suele ser en esta zona, donde aparte de pasar y contar gente, a dos por cabina con puerta cerrada, entró en alguna de ellas, si es que hay alguna libre, y cojo y pongo un poco de lubricante en el ojete.
Afortunada y muy acertadamente desde hace ya unos cuantos meses, instalaron en todas ellas un dispensador.
Así con el culito ya bien preparado, puedo afrontar con más gusto y tranquilidad lo que se me venga encima, o más bien, lo que se me meta dentro, jeje...

Acabado el recorrido del pasillo, a mano derecha echo un vistazo al minicine, al pasillo trasero sin salida del minicine y al pequeño cuarto oscuro, en el que si veo a alguien me suelo meter por si recibo algún indiscreto roce, si bien, no suelo entretenerme demasiado.
De hecho, últimamente y después de este primer volteo no suelo meterme más, salvo vea algo de movimiento.

Luego me meto en la gran sala Egipcia, al cual dan un pequeño lavabo, dos cabinas, tras unas cortinillas una pequeña sala con dos cabinas más (Estas 4 llevan nombre de compositores de música), y tras otras cortinillas las escaleras de acceso a la Big Sex Room.

La Sala Egipcia, que su nombre le viene dado por la decoración, no supuestas prácticas esotéricas ancestrales que se pudieran dar, es un amplio espacio únicamente de descanso ( hay varios sofas y video de pelis heteroporno ) y de paso, un tanto desaprovechado, no para los días de fiesta especial o mucha concurrencia ya está bien, pero sí para los días normales.

Podrían montar algún tipo de estructura desmontable a modo de laberinto con glory holes, por ejemplo. Igual podría servir de reclamo y precalentamiento antes de acceder a la Sex Room.

No me suelo parar aquí, salvo si no he podido meterme en una cabina antes para la lubricación anal, aprovecho si hay alguna libre para tal efecto.
O como mucho echo un vistazo a la pantalla de video y me "horrorizo" al ver conejos y almejas en primer plano siendo penetrados por hermosos y viriles pollones, eso sí.
Decir que en el resto de pantallas de la sauna, los videos que se emiten son siempre pornogays, pero en este no.
Y no me parece mal, conste. Solo faltaría. Lo de horrorizar era broma.
Que hayan tíos bi o hetero me da morbo, y si necesitan calentarse así para luego darme un buen meneo, bienvenidos sean los videos pornoheteros.

Y ya como final, o casi final, después de haberme asomado a la salita de dos cabinas, entro a la Big Sex Room. Es, para mi, como la guinda del pastel.
Intento que la visita sea breve, pero a veces, felizmente me entretengo más de lo que quisiera en esta primera visita. La carne es débil y mi voluntad también, y cuando a uno le tocan el culete...

La mayoría de las veces, no consigo acostumbrarme rápidamente a la escasa luz de la sala, y uno se guía por el murmullo, ruido y gemidos que oye, o el calor humano que se nota, para saber si aquello esta lleno, medio lleno o escaso de personal.
Otras veces, que entra una muy liviana luz por la ventana cerrada, y yo ya tengo la vista adaptada, la silueta de los cuerpos es más evidente y el conteo más fácil, así como si pretendes alguna cosa, moverte mejor sin tropezar con la cama central, los taburetes o sillones.
Tropezarte con alguien puede no ser tan malo.

Y ya para terminar la primera vuelta, vuelvo sobre mis pasos, atravieso de nuevo la sala Egipcia, y cuando salgo de esta me dirijo hacia la derecha, donde hay otra salita de paso con su sofa, video y cabina, y que comunica tanto de nuevo con el bar como con los vestuarios.

Y es ahora cuando ya dejo la toalla, para pasearme solo con el paño durante el resto de mi visita, y cojo los preservativos, si es que antes no lo hubiera hecho, y comienzo mis putivueltas, entreteniéndome más en unos sitios que otros, dependiendo obviamente de lo que encuentre.
O me meta en el minicine a descansar mientras veo una peli porno, o en el jacuzzi o piscina para relajarme, o en el sling para descansar mientras me ofrezco, o me vuelvo para la Big Sex Room para ver que como o me comen. U oigo, pues a veces, solo con oír los gemidos de placer de otros ya excita.

Decir por último a los más tímidos que la gente suele ser mucho más tímida, prudente y retraída de lo que uno pudiera pensar a priori de la gente que va a la sauna.

Que muchas veces no te comes un rosco a causa de la actitud de uno mismo.
Y otras, simplemente no te han dejado comértelo.
Lo que es casi siempre cierto es que no pasa nada si uno no quiere.
Y a veces no pasa, aún queriendo.

No hay nada escrito ni decidido.
Y ahora, a disfrutar !