Entre slings estaba el juego





Esta vez no había esperado muchos días en volver a visitar la sauna.
Concretamente un solo dia, cosa absolutamente inhabitual por entonces, aunque puede alguna vez se diera la ocasión, e inimaginable en estos tiempos, por lo que a mi concierne.

Me presenté de nuevo al dia siguiente del sling interruptus, en parte porque podía y en parte por la frustración del dia anterior.

Y aquel dia no parecía que fuera a ser mucho más diferente.
Aunque nunca se sabe.

Llegué en la que llamo la hora tonta, entre la una y las dos del mediodía, horas en que gran parte de la gente que acude por la mañana ya se ha ido y la gente que suele venir por la tarde aún no ha llegado. 

Vamos, la hora de comer! .
Y eso fue lo que hice viendo el panorama y antes de acabar con la primera putivuelta. La de reconocimiento de ambiente.
Un bocadillo y un aquarius fue lo primero que me llevé a la boca.

El objetivo de aquel día era desquitarme de la frustración del día anterior, como contaba en el post anterior "Sling interruptus".

Y ya os adelanto que, en relación a ello, no solo la igualó sino que la superó.

Me subí e instalé cómodamente en tres ocasiones.
En las dos primeras ( sobre las 3 y las 4 de la tarde ) me aburrí hasta decir basta. Si estaba entre quince o veinte minutos cada vez, sólo me servía de descanso de los paseos y algo de acción de entremedias.

Nadie entraba.
Claro que tampoco había mucha gente.
La tarde parecía no querer arrancar.
   
En la tercer ocasión que me subí sobre las 5 de la tarde (ya veis que fui espaciando el tiempo regularmente, de hora en hora) ya hubo un poco más de acción.
Acción por llamarle de alguna manera.

Mientras me subía, entró en la cabina un tipo, me rozó la pierna y se marchó. No me dio tiempo ni a ver quién era.
Segundos después, ya bien tumbado, entró otro, me tocó la pierna y se marchó. ¿Acaso no fuera el mismo? - pensé. 
El tercero entró y me tocó el ojete superficialmente sólo para ver que tenía el culito bien lubricado, e hizo un rapidísimo amago de limpiarse el dedo en mi pierna, y se marchó.

Eso fue todo lo que aconteció esta tarde en el sling.
Dos días muy, muy frustrantes.
Pero pensaba yo amargarme la tarde por la contrariedad.
 
Entre las calmas del sling algo me entretuve.

Vi a un tio con un buen pollón que estaba dando de comer a otro, arrodillado, en el rincón de los músicos, el minipasillo al que dan las cabinas de Bach y Beethoven.
Poco más tarde lo vi en la sauna de vapor también alimentado a un necesitado. El tipo me sonaba vagamente de que, en alguna ocasión, me había medio enrollado.
Digo medio en tanto que no lo recuerdo con precisión. No sé si fue un tonteo o un medio rollo de un rato, en cualquier caso nada que me dejara impresionado en su momento.
El recuerdo hubiera sido seguramente diferente.

Como lo veía con actitud de buen samaritano, hice lo posible para hacerme ver y dejarme pillar cuando se metió en la big sex room ( actualmente simplemente gran cuarto oscuro del fondo ).
Allí le comí bien comido y acabó, como no podía ser de otra manera, follándome con su rico pollón.

Hago el pequeño inciso aquí que, en contra de la opinión de la mayoría de gente, un pollón no es lo que me determina liarme con alguien. Al contrario, juega en su contra.
Me gustan los tamaños normales, estándar.

Cuando acabamos, él se marchó, pero me que con hambre.
Me acerqué a un trío que por allí se veía. Uno, de rodillas, le comía el rabo a dos a la vez.
Estos eran dos barbudos, de pecho peludete que me tocaron el pezón y me sentí invitado.
Nos comimos las bocas a tres
Me agaché y comencé a compartir pollas con el otro mamón, hasta que se marchó.
Primero me centré en el que me invitó y tras una buena comida de huevos acabó corriéndose.
El otro, tras una breve comida, no tardó tampoco nada en correrse.

Yo no me había corrido, de tan concentrado que estaba dando placer y sacándoles las leches respectivas.

Me quedé solo.
Al poco, me dejé toquetear por otro y con una autopaja me corrí abundantemente.

Nada ocurrió en otros sitios, que yo viera.

(17-12-2019 - Entre la 1.45 y 5.30)




Comentarios

  1. Simpática crónica. Es así, uno va con la mejor disposición a dejarse hacer en el sling y ya ves, nada de nada. Por lo menos probaste algunas pollas.

    Yo, al igual que tú, me gustan las pollas estándar, aunque prefiero las que "tiran" a tamaño grande, pero que no son grandes. Sí, he jugado con pollas enormes en boca y ano, pero llega un momento en que son dificiles de manejar y no se disfrutan del todo: no entran en la boca, no entran por culo. Son pollas dignas de caricias y contemplación, no pasa de allí.

    Un gusto leerte y si no te lo deseé en otro mensaje, te mando un abrazo de Año Nuevo.

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    1. Gracias por comentar, Andrew. Totalmente de acuerdo en lo de las pollas ;-)

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