Paranoias




Paranoias

Que mejor que una sauna que cuando hace fresquito y amenaza lluvia.
Pues así hice, obviamente porque disponía de tiempo en el momento oportuno.

Nada más pasar por la taquilla me abordaron dos chicas para preguntarme si quería hacerme las pruebas de VIH, de la sífilis, de la hepatitis A, y no sé que más cosas.

Normalmente, ante cualquier situación inesperada, suelo ser lo que en catalán llamamos cagadubtes
Sin embargo, en esta ocasión ni me lo pensé.
Tenía la oportunidad ahí, anónima, sin citas ni esperas previas, en cinco minutos y decidí aprovecharla.

Mientras una de ellas me extraía una gota de sangre, la otra me realizó un cuestionario básico.

- Mañana te podremos dar los resultados,- me dijo la pinchadora, aclarándome que sería presencialmente en la consulta de la pza. Lesseps.
- Mal asunto porque me era imposible acudir, ni tan siquiera en tres semanas vista, pues dos días después me iba de vacaciones.

Fue cuando me dí cuenta que me había precipitado en mi decisión, pues ahora sabría que tendría tres semanas de angustia, miedos y paranoias, que muy posiblemente me amargarían las vacaciones

La primera prueba era que ya no quería subir las escaleras que llevaban a los vestuarios.
Quería dar la vuelta e irme de la sauna Condal, pero ya había pagado la entrada, no precisamente barata.

No sí la gente que había era la normal, pero me daba la sensación que había bastante más de lo habitual, al menos en comparación a las cuatro últimas semanas.

Mucha y variada fauna. Todo tipo de tíos, sin predominar ninguno en concreto. Realmente para cualquier gusto.

Y si movían.
Se movían mucho.
Apenas había dado una vuelta y me estaba agobiando.

Y si los resultados me salía que estaba limpio de todo, y en lo que hipotéticamente pudiera hacer esa tarde pillar cualquier cosa.

Nunca he pillado nada, más que unas tristes e inoportunas ladillas, y de eso, la última vez, había sido hacía ocho años.

Y a lo peor, me daba alguna de las pruebas positivo.
Mi vida, al menos a corto plazo, cambiaría de manera drástica, dependiendo de el qué?
De eso no cabía duda.
Comenzaba a estar aterrorizado.

Perro, cálmate y respira profundo.
Si tienes algo, al menos, lo sabrás, y por tanto, podrás actuar en consecuencia y, en la medida de lo posible, dependiendo de la dolencia, ponerle remedio.
Lo que ha de ser, será.

Bien es cierto que cualquiera de las enfermedades de la prueba eran con sintomatología a medio o largo plazo, y yo, en la medida de lo posible, siempre he tomado precauciones.

Nunca la he metido sin condón, en las pocas ocasiones que he follado, y en muy pocas ocasiones me la han metido sin preservativo.
Cuando ha ocurrido, casi siempre ha sido brevemente, y en ninguna ocasión hubo corrimientos.

En cuanto a mamadas, salvo excepciones, nunca uso condón, pero jamás he tragado leche, y en pocas ocasiones se han corrido en mi boca. Siempre a traición.

Nunca he tenido problemas de enfermedades u hongos en la boca.

Todo esto me lo decía a mí mismo para tranquilizarme.

Algo de efecto me hizo.

Cuando me decidí entrar en el cuarto oscuro, enseguida me pilló un tipo via pezoneo, que de inmediato me puso a mamar, con tal mala fortuna, que apenas habiendo palpado el buen cipote, este se escurrió cuando no había comprobado más que era de gustoso tacto y sabor. Ni tiempo me dió a rodear una vuelta a la punta del capullo, cuando me la sacó bruscamente de la boca, corriendose abundantemente sobre mi pierna.

No sabía si lamentarlo o alegrarme.

Aparte de los consabidos paseos de varios siguiendo a otro y muchas puertas cerradas, apenas se producían escenas morbosas, salvo breves escarceos de a dos en la playing room.
Yo solo de observador en la distancia.

En el cuarto oscuro, a medio gas.
Ocupación baja, y toda concentrada en el primer tramo.
Algún sobeo, breves pezoneos o tocamientos de culos.
La cosa no tiraba.

¿O la cosa era yo?

Un tipo, finalmente mi pilló de frente, y tras una breve mamada, esta que suele servir de test para saber si siguen contigo o no, me sugirió de ir a una cabina.
Me dijo varias cosas para convencerme, pero yo tenía la cabeza en otro lugar.
Aunque le dije de primeras que no, al final accedí, sin tener ni puta idea del rollo que me había soltado.

No le ví el cuerpo ni el careto hasta que me metí en la cabina elegida.
Mediana edad, cuerpo normal, feíllo, pero dominante, que es lo que me interesaba.

Me puso a mamársela.
- Come los huevos, anda !- Me animó.
-Todo para tí.
- Luego me comes el culo.

Me dijo de tumbarme y así lo hice, a la par que comenzábamos un peculiar sesenta y nueve.
Que seguro que tiene un nombre, pero lo ignoro.
El sobre mí me comía la polla, y yo tumbado, y con esfuerzo nucal, le comía el culo.

Luego quiso follarme.
- Pónmela dura para que te folle- dijo.
Así lo hice.

Cuando lo intentó, no pudo. Ocurría que, a pesar de haberme puesto lubricante, mi ano estaba cerrado a cal y canto.
- Eres muy estrecho, no?
- Así es, me follan poco, ya ves. ( Cierto hasta un año después, que comenzó mi "fase anal" )
- A veces es mejor así, un culo muy dado no produce mucho placer - comentó con la sabiduría que da le experiencia.
 - Ah! -contesté.

Varias vueltas varios roces sin más en el cuarto oscuro.
Hasta que un breve, preciso y experto pezoneo me hizo correr, ayudado obviamente de una paja.

Poco más de una hora, para rentabilizar minimanente la entrada, y poca historia que contar.

Tenía la cabeza a tres semanas vista.
Aunque en dos días empezaban mis vacaciones.
 
PD. Todos los resultados fueron negativos.

(Junio 2016)




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