La última noche ( 3ª parte )



 (Continuación)

No estaba garantizado que, por el hecho que aquella pareja de tíos buenorros hubieran aceptado a un tercero, me fueran a aceptar a mí, así que simplemente me bajé del sling y me acerqué a ellos, y comencé con cautela un suave pezoneo al que me quedaba más cerca de mi posición. Nada excesivamente molesto o invasivo que pudiera ocasionar un desagradable rechazo. Tal vez esperaba como máximo un gesto de su mano apartando la mía.

Pero su mano se puso sobre mi hombro y empujó hacia abajo, indicando claramente que prefería que le diera placer por otros rincones, a mi ver más sabrosos.

Así que, a los pocos segundos, me vi arrodillado ante él mamándole el enhiesto y sabroso cipote, mientras que su pareja le comía la boca y el tipo añadido se dedicaba a uno de los pezones.

Al cabo de un rato impreciso, pues cuando se dedica en plenitud pierde la noción del tiempo, uno de los dos, pues tampoco sabría decir cual de ellos fue, se marchó, dejando el cuarteto en trío, y el que se quedó se agachó para compartir rabo.
Yo se lo cedí en su plenitud, gustosamente, dedicándome a partir de entonces a comerle el par de huevacos que le colgaban.

No tardó mucho el tío en reventar y sin ningún tipo de miramientos,  echó toda su leche sobre mi cara.
Me quedé quieto, sintiendo como el cálido esperma resbalaba por las mejillas y se entremezclaba con la barba.

Disfruté ese momento como una perra.
Y como perra en celo me quedé.
Quería otro polvo.
Necesitaba otro polvo !. 

Pero como no tenía ninguna ganas de putivoltear, me apoyé sobre la camilla que había junto donde sucedió la escena anterior, y en pose de ofrecer culo, esperé.
Y al cabo de un buen rato, vi a un osete joven que no había visto por allí como junto a mí se disponía a colocarse un condón, por lo que yo me apresuré a humedecerme el ojete con el gel lubricante que llevaba.
Aunque la situación estaba bien por el morbo de montárselo reclinado sobre la camilla, en la penumbra de la zona de cruising, aunque bien visible, su discreta polla no acababa de elevar el polvo a una categoría memorable.
Se quedó en discreto, si bien un polvo es un polvo.
¿Sería este el último de la putisemana?

Todo indicaba que sí.
Quedaba poca gente y opté por irme. Pero para mi sorpresa, solo era las dos de la madrugada por lo que decidí acercarme al Men's bar, que como era de esperar poca gente había en la zona del bar, y muy poca en la zona de cruising.

Cuando bajé al sótano, me crucé con un joven con pinta de inglés, poco más alto que yo, fuerte pero sin llegar a estar gordo, que subía al bar.

- Bueno, algo bueno hay- pensé. Espero que no se vaya.

No ví nada destacable en el resto de la putivuelta que dí.
Pero antes de decidir subir, apareció de nuevo el joven inglés.
Sin pensarlo dos veces, tal vez ya por la hora, que no era ya para ponerse exquisito, o por el calentón que llevaba de la noche, me metí en una cabina dejando bien abierta la puerta y magreándome con descaro.
Para alguien ajeno al momento y al lugar casi podría por pasar por un puto en busca de cliente. 
Claro que por edad y aspecto tampoco resultaría demasiado convincente.
Lo peor que podría ocurrir era que se fuera espantado, y lo siguiente, que simplemente me ignorara.

El muchacho se quedó con los ojos abiertos como platos, como si no acertara a creer lo que estaba viendo o le estaba pasando.
Al ver su pasmo escrito en la cara, me saqué el cipote y me agaché ante él en todo un ofrecimiento de mamada.
Y fue cuando volvió en sí, y se animó a entrar, sacó ya sin dudar apenas una buena verga y me la dió para que se la mamara.

Di gracias a la Virgen del Buen Cipote, que este fuera uno todo digno de ese nombre, consistente, carnoso, duro y sabroso, ya que a esas horas muchas veces se encuentra uno con flácidos penecillos colgando, sin fuerza ni espiritu, casi moribundos ya sea por el alcohol, drogas o simplemente cansancio, en el que ni un completo boca a polla sea ya capaz de resucitar.


La mamada que le propiné le calentó lo suficiente como para que en un momento concreto me hiciera levantar, girar e inclinarme hacia delante en busca de mi trasero.
De la misma manera que con el joven osete del Quero, aproveché el momento en que se enfundaba con el condón su vivaracha polla para lubricarme el ojete.

En esta ocasión fui bendecido por la Virgen del Buen Polvo, pues el muchacho me deleito con una buena follada, duradera y en varios tiempos hasta que se corrió.
Qué más podía pedir !.

 - Uff ! - dijo, sonando a cansancio y a la vez satisfacción, siendo esta su primera palabra desde que nos habíamos encontrado.
- Yo soy español. Y tú, ¿De donde eres? - continuó a modo de presentación.
- Anda!, pensé que eras inglés - le dije yo asombrado. Y contestándole, soy de Barcelona.

Nos reímos los dos cuando comentó que también había pensado que yo era inglés.
Fue un momento divertido.

El chaval era granadino, también en su última noche de vacaciones, y estaba yéndose para su hotel porque no había nada que le llamara la atención, 
 -Y para estar con alguien que me gusta, no vale la pena trasnochar más - comentó.
- Y al final, apareces tú, cuando nos cruzamos en la escalera - añadió. 

Era la segunda vez en la noche que me levantaban el ego de esa manera.
Y no antes de la posible acción, que uno no sabe nunca si lo hacen para seducirme y conseguir sus lascivos pero bienvenidos propósitos, o por si son sentidos de verdad. Que en el fondo me da igual.
No, no. También había sido después de haber pasado un muy buen rato.
Al menos suena más sincero, pues no hay ninguna obligación ni egoísta intencionalidad.

Aquello cambió mi sensación cierta frustración por la experiencia en Aqua del día anterior y la fiesta sin camiseta del Free Eagle, de aquella misma tarde. 

Eran las tres de la madrugada.
La última noche y la que más pronto me acostaba.

(Fin)

Pd. No sabía yo entonces que aquella noche del 14 de julio del 2019, fuera a ser ciertamente la última noche de zorreo, no solo de la putisemana en cuestión, si no hasta fecha de hoy (24/1/2021).
Ya la putiweek fue un oasis en medio de un periodo de sequia voluntaria. Luego, pasado el verano reinicié mis salidas ocasionales de tardes pecaminosas, pero en marzo de 2020, con la pandemia todo cambió.
Ni salidas, ni entradas, ni putisemanas, ni nada.




Comentarios

  1. Ajam, asi que esa era la imagen pixelada eh, muy buena

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  2. Me alegro mucho que terminarás esa semana con tan buen polvo,nen.
    Lastima que haya venido la pandemia pero todo pasará.
    Un fuerte abrazo.
    Hotdardo ��

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    Respuestas
    1. Si, acabó bien y con un poco de alegría para el cuerpo, jeje...
      Todo pasará pero, no veo para cuando la quinta putisemana :-(
      Gracias por comentar.

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