En busca del quinto polvo ( 3ª y última parte )

 



Me fui a duchar y a estirar un poco las piernas, pero lo que esperaba que fuera sólo el ratillo eso, se alargó más de lo deseado ya que cuando volví al cuarto del sling, este estaba ocupado.

Así que no me quedó otra que improvisar alguna putivuelta de a que no saqué más que algún roce o toqueteo. 

Al poco de haber conseguido entrar de nuevo y haberme tumbado sobre el columpio, apareció J.A que 
siguió con su afición a pezonear y mordisquear los pezones, teniendo el detalle de dejar la puerta bien abierta.

Esta vez hablamos de lo que nos gustaba. Coincidíamos en muchos puntos, eso sí, con diferentes grados de interés.
En esas entro un osito serio, no demasiado voluminoso y con el pelo justo. Claro que ambas apreciaciones son muy particulares de lo que a uno le parece "demasiado" y justo"

Me palpó las nalgas, toqueteo el ano metiendo bien uno de sus dedos y, sin lubricnate, pero si bien enfundado con un condón, comenzó a follarme.

Me sorprendía la disponibilidad de activos folladores con la que, aquella tarde, me estaba encontrando. en contraste con la mayoría de momentos sobre el sling que, literalmente, uno se muere de aburrimiento esperando.

Estaba lento en su quehacer. Iba haciendo pero no parecía que pusiera mucho interés, hasta que J.A. comenzó a jugar con sus tetillas.
Eso le excitó ( lo entiendo perfectamente ) y mejoró consideramente la follamienta imprimiendo más ritmo y alegria sus movimientos.

Y ante mi asombro, mi follador dejó de atenderme para liarse con J.A. en su símil de jodienda entre mis patas.

Yo patiabierto y entre ellas, ellos dos intentando follar. La escena tenía su morbo.
El intento tuvo su éxito cuando ambos se fueron atrás, al camastro con colchoneta, para continuar con la labor dejándome allí colgado como un jamón.

- Esto no me parece serio - pensé , mientras dudaba por irme o quedarme. 

Me quedé ahí, escuchando, y suerte que duró poco.
Al acabar J.A. se marchó supongo que bien satisfecho y el otro continuó conmigo allí donde lo había dejado.
O sea, que me volvió a follar, esta vez sin asistencias ni presencias de terceros.

Cuando acabó y se marchó me quedé esperando el quinto polvo de la tarde.
Viendo como había esta yendo la tarde pensé que no tardaría en caer.

Pero no entraba nadie.
Y la espera se casi en desesperación y en certero aburrimiento.

Visto lo visto, no me apeteció perder más tiempo y me fui a la Big Sex Room ( Actual Sweet Room ), pero le llamen como le llamen y para que nos entendamos, al gran cuarto oscuro del fondo.

Pero allí no había nadie que me motivara, y eso ya es difícil.
Bueno, al menos los que parecían que se interesaban por mí.

Quedé un rato tumbado en un lado de la cama central, pero nadie se acercaba.
Hasta que me llegué a quedar sólo en la sala.
Así que decidí ya ponerme en marcha para irme.

Había entrado a las 13.45 y ya eran las 17,45. Cuatro horas. Una de las veces que más rato he llegado a estar en una sauna.

Me metí en una cabina y me puse crema antiladillas, por si acaso.
Y tras veinte minutos y una ducha de por medio me fuí, no sin antes comprar un número de la lotería para la cesta del sorteo de Navidad.

( Martes, 26 de noviembre de 2019 )

Fin.


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Comentarios

  1. ¡Vaya tela, qué historia más guapa, macho!

    ¿Y te tocó algo en el Gordo de Navidad?

    Me parece que te pegaste una tarde de la leche, aunque al final como que te quedaste con ganas de más marcha.

    Te sigo al pie del cañón. Gracias por soltar esas letras, de verdad.

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    Respuestas
    1. Es lo que pasa muchas veces. Cuando uno más tiene (sexo anal en este caso), más quiere. Pero aunque no hubo quinto polvo, realmente me lo pasé estupendamente.
      Y no. Me quedé sin gordo y sin cesta.
      Gracias por comentar :-*

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