Flashes de cuatro horas en la sauna Bruc ( 1ª parte )
"Martes 14, a partir de las 11 a.m. estaré en la Bruc esperando recibir vuestras pollas en boca y culo, y vuestra leche sobre mi, en el cuarto oscuro, cine o cabina a puerta abierta para quien quiera entre y me use.
¿Serás tú uno de ellos?".
Con este anuncio que publiqué en La Pizarra de la Sauna Bruc me presenté aquel día en el que había previsto pasar, más o menos, cuatro horas en el local. Iba a ir con tiempo suficiente para lo que surgiera y para disfrutar con calma de las instalaciones. Sin prisas.
El anuncio lo completaba una pequeña descripción mía para ser más localizable y el correo electrónico para si alguien quisiera contactar previamente.
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Muy poco al poco de haber llegado a la sauna empezó la acción.
Fuera de las cabinas que hay junto antes de subir a la Sweet Room, que es el nombre que aparecía en el letrero sustituyendo a Big Sex Room donde, por cierto, por el poco rato que llevaba ya había visto a un par de tíos follando.
Comenzó con unos tocamientos y viendo yo que tenía una polla interesante, gorda pero que podía ser mamada sin desencajes de mandíbula, bajé y me puse a la labor.
Había poca gente y no tenia ni idea si iba a mejorar, ni hasta que hora, así que no me puse exquisito y acepte sus atenciones.
Se mantuvo por detrás del tío al que estaba mamando, a una distancia que no podia tocarle por mucho que quisiera estirar el brazo.
La mamada tampoco duró mucho. Lo justo para darse uno el gusto y comenzar a calentarse.
Lo peor, que no se añadió el tercero
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Líos en cada rincón - Apenas debíamos ser unos 10 personas en ese momento. Dos de ellos ya estaban follando a la vista de todos junto a las cabinas de la Sweet Room ( Ex Big sex room ), otros dos se estaba danto el lote en el minicine, uno sentado mamando a uno de pie, y otros dos estaban morreándose en el jacuzzi.
O dicho de otra manera, como mínimo el 60 % de la gente de la gente que había en la sauna estaba en plena acción, fuera de las intimidades de las cabinas. Eso no ocurre ni de lejos cuando hay más gente.
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Una curiosidad de aquella mañana de mediados de diciembre fue la del tipo de unos sesenta años bien entrados que, siempre que coincidíamos en alguna de estancias de la sauna, en cuanto estaba a su alcance, quería que lo follase.
Acercamiento, roce y tocamiento, palpación. Enseguida se agachaba para una mini mamada y, casi aún más rápido, se giraba para poner su culo a mi disposición.
Lo entendería si lo hubiese hecho con diferentes tipos, pero lo mismo con el mismo, o sea yo, y que en cada ocasión lo rechazaba.
Su polla se mostraba semiflácida y, le hiciera algo yo o no, al momento se ponía a gemir.
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Tocaba entrar en la sauna de vapor.
Lo interesante estaba por llegar ...
(Continuará)
¡Vaya situación intrigante! Parece que estabas observando a alguien que recurrentemente empleaba la misma táctica contigo, ¿verdad? Es curioso cómo describen su enfoque: acercamiento, roce, palpación, y luego la oferta de comida. Uno podría esperar que con el tiempo, aprendería a adaptarse o cambiar su estrategia, especialmente si siempre recibía el mismo resultado, es decir, tu rechazo.
ResponderEliminarLa idea de que tal vez no veía bien y se dejaba las gafas en la taquilla añade un interesante giro a la historia. Las penumbras pueden complicar las interacciones, y si a eso le sumamos problemas de visión, es comprensible que las cosas no resulten tan claras como deberían.
¡Gracias por escribir!
Es que llegué a mosquearme, jajaja .... No puede ser ! Pensé. Con lo que llegué a la conclusión que el tío no veía mucho.
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