Dos polvazos memorables en el sling del sex shop Cupido - 1ª parte - ( PS-7 x 08 )
Decidí pasar y matar un poco la tarde por la zona cruising del sex shop cupido.
Me sorprendió de entrada ver ya dos tíos. Uno en bolas sobre la cama central y el otro, bajito, de mediana edad, compatible con mis gustos que, nada más verme hizo que casualmente me rozara con mi culete.
Cuando me adecenté, o sea, dejar las cosas no útiles en taquilla y quedarme en bambas y suspensorios, volvió el tipo con otro roce no tan casual, me acarició la rajilla del culo y, ya directamente, me preguntó si quería que me follara.
-¡Coño!, que rapidez - para el tipo de gente que predomina el local normalmente.
Como cuadraba con mis amplios gustos que contesté afirmativamente.
- Ok, te espero por aquí
Pues si te he visto, no me acuerdo. Indiferencia total al salir del baño y todo el rato que estuvo por allí.
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Con una mamada por glory hole de una de las cabinas me entretuve un poquillo. Era un pollón duro y apetecible de tu tipo maduro, alto y delgado. Pero no prolongué mucho el momento porque me molestaba los golpes que iba recibiendo en el puente de la nariz con el marquito de la ventanilla del glory hole.
Nunca me había subido en él cuando está solo el sex shop abierto. Y nunca lo he visto siendo usado.
Al contrario que cuando abre por la noche el Exxxtreme, pues la zona de cruising es compartida. Entonces sí en alguna ocasión me he montado sobre él, pero las experiencias fueron pocas, y tan breves como un visto y no visto. Experiencias del tipo polvo-colibrí. O ni eso.
Por aquello de que alguna vez tiene que ser la primera me subí a él.
En nada entró uno en la sala, me miró de cerca y se fue. E inmediatamente después otro hizo lo mismo. Ambos se fueron como dudando. O tal vez sorprendidos de ver a alguien allí despatarrado vestido únicamente con las deportivas y con los suspensorios a un lado.
Entrar y mirar ya es más de lo que normalmente ocurre en el sling de la sauna, que el mirar lo hacen desde la puerta sin entrar y la mayoría desaparecen rápido.
Un tipo Oso XL pero no velludo. Más bien mondo y lirondo.
Tras mirar, y sin más preámbulos, me tocó la raja ya lubricada y aún así se escupió en la mano para pasármela por allí mismo a modo de lubricación extra, se bajó ligeramente los pantalones, se sacó la polla, y me metió 'toa pa' dentro'.
Mientras se desarrollaba la acción del folleteo alguno entraba a mirar unos segundos y marchaban.
Me encantaba ver esa montaña de carne follándome las entrañas con movimientos tan rítmicos y contundentes sin llegar a ser, para nada, bruscos.
A ratos me iba pezoneando, o me pajeaba la polla que se movía libremente al compás de sus meneos.
- ¿Me puedes traer un poco de papel para limpiarme? - le dije ya de espaldas mientras se iba.
Al final será verdad que "en cristiano" nos entendemos todos.
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