Noche de dos polvazos y varias mamadas (En el Exxxtreme Cruising Club y Men's Bar)

Primera noche.

... Pasaba poco de la medianoche y acababa de llegar al Exxxtreme Cruising Club.
Era la segunda parada de la velada, después de una extraña experiencia en el Men's Bar.
Con cerveza en la mano, en la primera vuelta, la de tanteo, la que en principio sólo me sirve para comprobar como está el ambiente, conté que habrían una docena de tíos en el local.

Así que me quedé un ratillo indefinido en la barra del bar esperando que se animara un poco el local, donde sólo había un tipo, aparte del camarero.
Cuando aburrido me decidí por iniciar primera putivuelta propiamente dicha, el tío me siguió.

Y fue cuando coincidimos de frente que me abordó.
Bueno... En realidad, cuando me interrumpió el paso de salida de uno de los cuartos del local, fui yo que en vez de tocarle el brazo para dejarme pasa, directamente le agarré del nabo y le comencé a pajear.
¡Quien me ha visto y quién me ve!- pensé- Si a mi me cuesta, a cualquiera que me conozca si se lo digo, no me creería.
Estábamos en medio del paso, así que cuando nos apartamos un poco hacia el interior del cuarto sin puertas, me agaché con la comodidad que da saber que no estorbas, y comencé a propinarle una larguísima mamada que disfrutamos como perras en celo.
El tío me sacaba más de un palmo de altura y tenía una buena envergadura, si bien la polla, en tamaño era de lo más normal, pero de gusto y textura exquisitos.
Y con un poco de poppers, lubricante, condón y mucho de predisposición, me estuvo follando desde el momento que me lo pregunto.

- Gracias tío - le dije resoplando cuando, dándose por satisfecho, acabó.
- Gracias a tu culo - me respondió, animándome al tiempo que pensaba que, por lo visto, al menos mi trasero aún levanta pasiones.

Dí un volteo para decidir como descansar del polvo y recuperar fuerzas.
Había más gente, sobre todo en la zona de la barra del bar, pero los espacios de sexo y puteo estaban aún bastante vacíos, apenas un culipuesto (Dícese del individuo que tiene su culo en buena disposición, por postura y se supone preparación, en ofrecimiento para recibir un buen polvazo) y otro simplemente tumbado en las colchonetas de las cabinas propias del exxxtreme, tres tíos enrollándose en los pasillos de las cabinas del sexshop, y otros tres tíos sin hacer nada, ni entre ellos ni en solitario, en el zona del cine.

Así que me quedé en la salita que hay frente a los lavabos, donde hay montado un sling que el año anterior no estaba.
Más que nada para descansar, pero no obstante con el culete bien lubricado por si acaso.
Nada resultó de ese momento. Varias cabezas se asomaron por la puerta, y sólo uno toqueteo por unos segundos el ojete... pero nada más.

Descansado, pero un tanto aburrido de la inacción, me fui a putivoltear.

- ¡Bueno, esto ya está mejor!- pensé cuando ví a uno que se comía el pollón de otro sentado en uno de los sofás de la sala de cine - Al menos ya hay un poco de acción.
Pero me daba algo de penita ver a un culipuesto abandonado a su suerte sobre la tarima central.
No sé si era el mismo de antes que había visto en la otra zona.
Distinguir a la gente por su culo en un lugar penumbroso resulta algo harto difícil, creo yo.

Al final de varios ires y venires decidí tumbarme sobre una de las tarimas acolchadas en una de las habitaciones de transito y, para suerte la mía, a los poco minutos me tocaron el culo.
Con un tocamiento de magreo insistente, el tipo se colocó de manera que podía ofrecerme su pollón para que mamara, cosa que evidentemente no desaproveché.
Fue cuando me dí cuenta que era el mismo tipo que me había follado hacía un rato y que había dado gracias a mi culo, que por lo visto quería más guerra.
Y la tuvimos, pues después de un rato de mamada, una vez me bajé de la camilla y arrodillado ante él, me incorporé para que me echara de nuevo un polvazo.
Y acabó reventando de nuevo el ojete.

Nada más salirse, se marchó dándome una palmadita en el culo, y el relevo lo tomó otro que, desde hacía unos minutos estaba allí, mirando y acariciándonos a ambos.
Obvia decir que me pilló desprevenido y con el culo abierto.
¡Que podía hacer yo para evitar esa nueva invasión de mi retaguardia!.

La acción en sí de verme en esta tesitura me provocó tal morbo que prácticamente me corrí mientras me la metía
Se la hice sacar de inmediato y, tras una breve autopaja después de decirle que lo dejábamos, se corrió entre mis piernas.
Flipé cuando me dí cuenta que había un tercero haciendo cola, presumiblemente esperando su momento.
Pero no hubo tal.

Eran sólo las dos de la mañana cuando decidí regresar al hotel.
Si bien ya estaba saturado de acción, me metí sin muchas ganas en el Men's club, como al principio de la noche. (Ver post anterior: ¿Dónde está la cámara oculta?).
La tentación siempre es grande y las sorpresas surgen en los lugares y momentos más inesperados.

Me pedí una cerveza, aunque no tenía ni pizca de sed. Se podría considerar como un peaje para acceder a la zona de cruising. Queda feo usar el espacio de un local, sin al menos consumir algo.
Así que con birra en mano, bajé a la zona de cancaneo, en la cual poca gente había, como me esperaba.
Lo que no me esperaba era chocarme y encontrarme de nuevo con el maño, si bien esta vez sólo hubo un cordial saludo y unas sonrisas.

¿Había estado ahí todo el rato, casi las dos horas que yo estuve en el exxxtreme?- pensé, sabiendo que aunque supiera la respuesta, eso simplemente solo satisfaría mi curiosidad.

Un tipo mayor, que parecía por su aspecto sacado directamente de la decada de los 70 pretendió forcejeando obtener de mis favores, pero no dí pie a ello.
Subí y esperé un rato en la barra del bar.

Al rato observé vi una pareja de amigos (supuestamente), ambos bajitos, calvetes, poquita cosa... muy de mi tipo.
Uno de ellos se quedó en la barra, mientras el más majete se dirigió a las escaleras de bajada al cruising.

- Voy a ver si pillo algo - le dijera tal vez el uno al otro.
- Tranquilo, estáte el tiempo que quieras - tal vez le contestara.

Al momento bajé las escaleras tras él, y una vez abajo hice por que me viera
Fue entonces cuando comenzó a seguirme, mientras yo tomaba el camino de la zona más oscura.
Antes de llegar, su brazo me interceptó desde atrás, tirando suavemente hacia él, y aún yo de espaldas, inició una sería de magreos y palpaciones al tiempo que sentía su excitado aliento en mi nuca.

En esta posición me centré en sobarle su discreta polla que comenzaba a despertar.
Me cogió de la mano para llevarme un poco más adentro donde se sentó en uno de los bancos e inició un dulce y rica mamada.

El suave movimiento inicial de su cabeza para realizarla acabó transfiriéndose a mis caderas que prosiguieron con la iniciativa transformándose en un folleteo de su cálida y húmeda boca.

Y así estuvimos, alternando la iniciativa durante un buen rato.

- No esperes más, que estoy seco - le dije a modo de comentario para que lo dejáramos, si es que su objetivo fuera sacarme la leche.
Parece ser que era así, y paramos.
El se quedó un rato más. Yo me subí.

Apenas había bebido un par de sorbos de la cerveza.
La dejé sobre la barra y me fuí hacia el hotel, contento de una productiva noche.

(10-7-2019)